
La esperanza de miles de pacientes trasplantados en Venezuela se desvaneció en apenas dos días. El Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS) distribuyó medicamentos inmunosupresores el pasado lunes 24 de marzo en la Farmacia de Alto Costo de Los Ruices, en Caracas, tras más de seis meses sin suministro. Sin embargo, la entrega benefició a un grupo reducido de personas y, para el miércoles, los anaqueles quedaron vacíos nuevamente.
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Reymer Villamizar, director de la ONG Amigos Trasplantados de Venezuela, calificó la situación como un “calvario” para los pacientes. En una entrevista con La Patilla, explicó que el micofenolato sódico y el micofenolato mofetil, esenciales para evitar el rechazo de órganos en trasplantados, encabezan la lista de fármacos en escasez.
“Era algo justo, era algo necesario después de casi seis meses en algunos lados. Algunos pacientes ya tenían seis meses que no recibían este medicamento”, afirmó. La alegría inicial por la llegada de los inmunosupresores se transformó rápidamente en frustración. Villamizar llegó a la farmacia el martes en la madrugada y encontró a 14 personas en la fila. Algunos aguardaron desde las ocho de la noche del lunes.
“Que haya sido entregado es una gran noticia, y eso por supuesto que alegra mucho a todas las personas porque vamos a estar claros que este medicamento lo toman, aparte de los trasplantados, otras personas con lupus o síndrome nefrótico”, detalló.
Sin embargo, la infraestructura de la farmacia no dio abasto. La falta de personal y los procesos manuales generaron largas colas que se extendieron hasta un restaurante cercano. Villamizar observó que la cantidad de pacientes desesperados reflejó la magnitud de la crisis. “Ves la cantidad de personas que estaban urgidas por el medicamento”, señaló.
El optimismo duró poco. El miércoles, pacientes reportaron que el medicamento se agotó. “Desde ayer decían: ‘pueden estar tranquilos porque va a llegar el medicamento por mucho tiempo’, pero hoy vemos que no hay el medicamento, entonces ¿qué sucede?”, cuestionó Villamizar. La incertidumbre llevó a exigir respuestas al IVSS sobre la intermitencia en la distribución.
Para el director de la ONG, la gestión del Seguro Social evidenció una falta de respeto hacia los pacientes. Muchos pasaron la noche del martes en la farmacia y regresaron con las manos vacías el miércoles. “¿Qué está sucediendo?”, insistió, al relatar el desamparo de quienes dependen de estos fármacos para sobrevivir.
Villamizar criticó la planificación del IVSS y recordó un mensaje que transmitió años atrás al entonces presidente del organismo, Carlos Rotondaro: “Mire general, a medida que hagan ustedes bien su trabajo, los pacientes son los menos interesados en querer estar en la calle exigiendo por sus medicamentos”. Añadió que las fallas afectaron no solo a trasplantados, sino también a pacientes con cáncer y otras condiciones crónicas.
La reacción de los pacientes y sus familias osciló entre la rabia y la desesperanza. “Es un sentimiento de mucha incertidumbre que existe en toda la población de los trasplantados. Una alegría que duró dos días, porque llegó el medicamento y el miércoles ya están los pacientes manifestando que no les entregaron el medicamento micofenolato”, expresó Villamizar. Algunos vendieron pertenencias para comprar los fármacos en el mercado privado, mientras otros se subdosificaron, asumiendo riesgos graves.
Médicamente, la ausencia de inmunosupresores abre la puerta al rechazo de órganos en trasplantados y al deterioro en pacientes con lupus o síndrome nefrótico. “Sería hablar de episodios de rechazo que pudieran ser irreversibles. Es un calvario”, advirtió Villamizar. Emocionalmente, el miedo y la fe se convirtieron en refugios para quienes siguen enfrentando la escasez.
Ante esta crisis, Villamizar propuso que el gobierno retomara las compras bianuales de medicamentos, una práctica que garantizó estabilidad en el pasado. “Los pacientes lo que quieren es llegar a su farmacia y retirar su medicamento”, enfatizó. También urgió una distribución equitativa a nivel nacional, ya que muchos viajaron desde otros estados a Caracas sin éxito.
“Es duro el hecho de ser un paciente trasplantado, de verdad que es sumamente difícil”, lamentó Villamizar. Pidió al IVSS considerar la humanidad de quienes padecen estas condiciones y necesitan atención urgente.
El director de Amigos Trasplantados llamó a las autoridades a asumir su responsabilidad. “Ojalá y que se tomen las medidas necesarias para que puedan garantizar la salud, la vida de las personas, quienes dependemos de todos estos programas”, manifestó. Subrayó que la montaña rusa de emociones —esperanza al llegar el medicamento y decepción al agotarse— cansa a los pacientes.
Mientras tanto, la esperanza persiste entre los afectados, aunque las soluciones concretas permanecen fuera de alcance. “Todavía tenemos fe de que va a pasar, pero cuándo, no lo sabemos”, concluyó Villamizar.