
La decisión del presidente estadounidense Donald Trump de que, a partir del 2 de abril de 2025, se imponga un arancel del 25% a todo el comercio de cualquier país que compre petróleo o gas a Venezuela podría tener un impacto en Brasil, positivo en lo que respecta al petróleo, negativo si se extiende al sector eléctrico. Según datos de Trading Economics, Brasil ha superado actualmente a Venezuela en producción de petróleo, alcanzando más de 3,3 millones de barriles diarios. Venezuela, que fue el mayor productor del oro negro en América Latina, ha caído al tercer puesto con 1,25 millones de barriles diarios. A pesar de poseer las mayores reservas probadas de petróleo del mundo, la falta de inversión, la corrupción sistémica y la crisis económica han reducido su capacidad de producción. La decisión de Trump podría dar un gran impulso a las exportaciones brasileñas de petróleo y aliviar internamente la presión para obtener la autorización del Instituto Brasileño de Recursos Naturales Renovables y Ambientales (IBAMA) de la explotación petrolera en la Cuenca Amazónica, contestada por ecologistas y comunidades locales.
Por Infobae
El petróleo venezolano había atraído el año pasado el interés de la petrolera brasileña Petrobras. En un viaje realizado en mayo de 2024 por invitación de la embajada venezolana en Brasil, la delegación había visitado los campos de producción petrolera de Maracaibo y la refinería Centro de Refinación Paraguaná (CRP) en Paraguaná, además de reunirse con técnicos de PDVSA. Fuentes de Petrobras habían revelado en su momento a CNN Brasil que la idea era conocer el estado de los recursos petrolíferos del país y ver qué oportunidades podrían explotarse si se suavizaban las sanciones estadounidenses.
Pero la relación entre Venezuela y Brasil no sólo se basa en el petróleo. Según datos de Comex, en 2024 Brasil importó de Venezuela bienes por valor de 422.201.986 dólares, mientras que en 2025 la cifra asciende hasta ahora a 43.906.917 dólares. Los principales productos importados del país vecino son sobre todo urea (por 168.143.732 dólares en 2024) y metanol (por 67.803.704 dólares en 2024). En 2025, en cambio, no hay compras de betún de petróleo, importado en 2024 por 5.947.295 dólares, ni de fuelóleo, importado en 2024 por 6.632.732 dólares. Brasilia, en cambio, exportó bienes a Venezuela en 2024 por valor de 1.196.602.103 dólares y en 2025, hasta ahora, por 98.682.808 dólares.

Para Brasil, la verdadera incógnita de la decisión de Trump que justificó los aranceles acusando al Gobierno venezolano de enviar deliberadamente criminales a Estados Unidos y de ser hostil a los valores estadounidenses – es si la medida se extenderá también al sector eléctrico. Un estado brasileño, el amazónico de Roraima, depende de hecho de la electricidad venezolana. Roraima no está conectado al Sistema Interconectado Nacional (SIN). Por eso, en los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT), primero con Lula (2003-2010) y luego con Dilma Rousseff, entre 2011 y 2016, importó electricidad del país vecino, principalmente de la central hidroeléctrica de Guri. Esta importación se interrumpió en septiembre 2018 debido a problemas técnicos y a la inestabilidad del suministro venezolano. Durante el período de interrupción, Roraima pasó a depender en gran medida de centrales térmicas locales alimentadas con diésel, lo que provocó un aumento de los costes de producción y de las emisiones de gases de efecto invernadero. En febrero de este año, Brasil reanudó la importación de energía de Venezuela a Roraima, con el objetivo de reducir costes y mejorar la seguridad energética del Estado. Hasta ahora, siete empresas han sido autorizadas por la Agencia Nacional de Energía Eléctrica (Aneel) a importar energía de Venezuela. La primera fue la brasileña Bolt Energy Comercializadora de Energía LTDA. El coste establecido fue de 1.096,11 reales (190,2 dólares) por megavatio-hora (MWh), con un reembolso de 41,2 millones de reales (7,15 millones de dólares) de la Cuenta de Consumo de Combustibles (CCC), fondo pagado por todos los consumidores brasileños para subsidiar la generación en sistemas aislados. La última autorizada, a finales de marzo, fue otra comercializadora de energía brasileña, BID Energy.
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