“Una parte de la población afectada que ha llegado al municipio Jesús María Semprún son venezolanos de distintas zonas de Colombia, quienes residían desde varios años y trabajaban en zonas de El Catatumbo, Tibú y La Gabarra del departamento Norte de Santander; otros son colombianos que sintiendo necesidad de protección también cruzaron la frontera”, revela el Informe de situación especial sobre el Conflicto armado entre grupos irregulares en la zona del Catatumbo, elaborado por Cáritas Venezuela.
Por Sebastiana Barráez | Infobae
“Se prevé que aumentará el número de fallecidos y heridos en Colombia y el número de desplazados hacia Venezuela…”, lo que comenzó como un “goteo”, se incrementará rápidamente y traerá otras necesidades como la asistencia de los muchos retornados que están llegando, hasta que arriben a su destino final en el territorio nacional”.
En el análisis preliminar de la situación destacan que “la llegada de los desplazados está generando una crisis humanitaria con escasez de alimentos, medicinas y otros servicios básicos…” en esta parte de la Cuenca del Lago de Maracaibo.
La población desplazada que inicialmente llegó a Semprún comenzó a ser trasladada hasta Casigua El Cubo, específicamente al estadio Deportivo, donde fue habilitado un refugio oficial como servicio humanitario para atender a los afectados por el conflicto, ubicado en el estadio deportivo “Alexis Durán”, totalmente controlado por el Estado; en buses trasladan a las familias venezolanas a las ciudades a donde ellos quieren llegar, mientras que los colombianos se quedan a que pase el conflicto para regresar a Colombia.
“Varios de los que llegaron a territorio venezolano entraron en lanchas por el río Catatumbo…”, otros ingresaron por trochas en vehículos y motos, colgando banderas blancas, hasta llegar a la población de El Cruce donde se planificó la atención, los primeros días, en la escuela Unidad Educativa Nacional Esmirda Núñez, que funcionó temporalmente como centro de refugio.
El Informe de Cáritas Venezuela, es del 22 enero 2025, 11 PM, suscrito por Ingrid Graterol, directora diocesana en la Diócesis Machiques y Janeth Márquez, directora Nacional. “En las comunidades de llegada venezolanas se está generando una emergencia humanitaria por la falta de capacidad para atender el volumen de desplazados que llegan”, se lee.
Los miembros de la Cáritas Diocesana de Machiques, estado Zulia, “viven en una zona fronteriza marcada por la presencia de grupos armados irregulares, cuya dinámica varía entre tensas calmas y explosiones violentas que generan sufrimiento, muertes y desplazamiento desde hace más de 60 años”.
Destacan que ahora la ofensiva en la zona del conflicto “la tomó el ELN (Ejército de Liberación Nacional) que es un grupo armado irregular de carácter binacional, que opera en Colombia como una guerrilla que atenta contra la fuerza pública”. Pero en el caso de Venezuela el ELN actúa “como un grupo paramilitar en alianza con la fuerza pública que, según algunas fuentes, ha mantenido una relación intermitente de desencuentro y cercanía con el gobierno venezolano. Aparentemente ha sido visto como una primera fuerza de defensa del territorio venezolano en caso de una eventual invasión militar al país”.
“En noviembre pasado la Fiscalía Colombiana había emitido una alerta sobre el crecimiento, reorganización y activación de grupos armados desmovilizados: disidencias de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), ELN, EPL (Ejército Popular de Liberación) llamados Los Pelusos. Así empezó. “Jueves 16 de enero: comenzaron en el Norte de Santander, Colombia, en frontera con los estados Zulia y Táchira en Venezuela, violentos choques armados entre los grupos guerrilleros ELN y las disidencias de las FARC”.
“21 de enero: cinco días de intensos enfrentamientos por el control de la zona y la eliminación, vía asesinato, de los civiles firmantes del Acuerdo de Paz 2016 entre grupos guerrilleros y el Estado colombiano”. Agrega el informe de Cáritas Venezuela que “el violento conflicto está generando una crisis humanitaria, decenas de personas asesinadas, cientos de heridos, comunidades devastadas y casi 21.000 personas desplazadas por caminos improvisados (pikas) hacia otras zonas de Colombia, como las cabeceras urbanas de Cúcuta, donde se contaron, de inicio, 8390 desplazados”.
“Hacia Ocaña, 827 núcleos familiares, superando las 2500 personas; y Tibú, 2500 desplazados y, hacia el Catatumbo venezolano, el que muchos consideran más seguro y accesible. Los lugares de llegada en Venezuela son mayoritariamente los pueblos de El Cruce y Encontrados en el Zulia”.
“Las personas desplazadas están siendo asistidas por la Cáritas de la Diócesis de Machiques, las autoridades militares venezolanas y vecinos de las comunidades de acogida”.“En El Cruce, se habilitó la Unidad Educativa Esmirda de Núñez, como refugio temporal, resguardándose allí inicialmente 183 personas, la mayoría menores (39%) y mujeres (43%). Las personas desplazadas fueron trasladadas posteriormente por las autoridades militares a la población de Casigua El Cubo donde se improvisó un refugio en un estadio”.
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