Fusión asiática en manos criollas: Arigato Sushi, la exitosa apuesta de dos venezolanos en Utah

Fusión asiática en manos criollas: Arigato Sushi, la exitosa apuesta de dos venezolanos en Utah

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Ingrid Olmos acompañó a su esposo, el chef Juan Dalle, en una aventura gastronómica que los llevó primero a Colombia y luego a Estados Unidos. Pero en ese viaje de reinvención, la pasión por la cocina asiática de ambos con un toque criollo se convirtió en el impulso para crear un concepto único llamado Arigato Sushi, un proyecto que creció entre Bucaramanga y Floridablanca, y recientemente se expandió a Utah.

Presentar una propuesta arriesgada y posicionar un restaurante que fusiona dos mundos a través del paladar ha sido un desafío constante. Pero, mediante el apoyo y la dedicación de estos venezolanos, sin dejar a un lado el poder de las redes sociales, prepararon a fuego lento la receta perfecta para conquistar West Jordan. Descubre cómo lograron construir un modelo de negocio que ahora también saborea el éxito en el “Estado de la Colmena”.





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La psicóloga de profesión y amante de la buena cocina, junto a su esposo, ingeniero electrónico y apasionado por los fogones, se han complementado muy bien para trabajar durante más de 10 años por un sueño. La formación de Juan en Marie Antoine Carême, su preparación en la reconocida escuela de panadería (IEPAN), y los cursos especializados tanto en heladería como sushi, le permitieron aprender las estrategias innovadoras que actualmente ejecuta en su empresa familiar.

Aunque la predilección hacia la gastronomía asiática no ocurrió al azar, pues fue un gusto adquirido en cada viaje que el matrimonio oriundo de Valera emprendía en tierras lejanas. “Nuestra pasión por la comida asiática nace de la preferencia que tenemos por ese tipo de comida. Siempre nos gustó el sushi y a cualquier destino que visitábamos, buscábamos los mejores lugares para probarla”, reveló Ingrid a La Patilla.

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Pero luego de empezar a forjar una trayectoria protagonizada por diversos sabores, una propuesta laboral cambió el rumbo de esta pareja y les exigió salir de su zona de confort. “A mi esposo le ofrecieron administrar unas franquicias de Subway en Colombia. Fue una decisión difícil”, confesó Ingrid.

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La criolla no pudo evitar que la idea de comenzar de cero causara estragos después de abandonar su carrera por un futuro incierto. “Lo más difícil del proceso fue, para mí, dejar a mi familia y también mi profesión de momento, de hacer lo que más me gustaba para estar con mi esposo en este proceso laboral”, dijo. A pesar de ello, su resiliencia la ayudó a superar aquel momento agrio y decidió acompañar al chef Juan en esta nueva aventura culinaria.

El modelo Arigato Sushi

La idea de Arigato Sushi se gestó en un garaje en Venezuela cuando despachaban delivery desde casa, pero fue en Colombia donde agarró forma y finalmente en Utah encontró otra expresión. “Cuando migramos para EEUU, decidimos plantearnos el objetivo de continuar con el mismo proyecto de negocio”, explicó Ingrid. 

Esta empresa, más que un negocio, tiene una visión muy amplia. Busca abarcar diversos tipos de gastronomías, comenzando con lo que ellos conocen y aman: el sushi con un toque latino.

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No obstante, tener un emprendimiento en Estados Unidos presentó sus propios desafíos, especialmente en el terreno de la burocracia. “Lo más retador de emprender en este país tiene que ver con la permisología que va relacionada a la ciudad y al departamento de salud”, señaló la criolla. Los permisos necesarios para abrir un restaurante de sushi son rigurosos, lo que requiere paciencia y una buena dosis de ingenio, algo que Ingrid y su esposo, Juan, ya habían cultivado en Colombia.

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“Cada proyecto va a depender también del espacio, del lugar donde lo quieras montar. En nuestro caso, pues nos tocó hacer un local desde cero. Tuvimos que hacer campaña, el grease trap, que son dos requisitos súper importantes que hay que tramitarlos acá”, detalló.

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El primer año en West Jordan se transformó en una odisea, al tratar de introducir un concepto nuevo a una comunidad que aún se está familiarizando con la gastronomía asiática. “Ha sido un reto porque este estilo de comida asiática con influencia latina no es muy conocido”, admitió Ingrid. Aún así, su estrategia le dio buenos frutos: el boca a boca, el uso de las redes sociales y el apoyo de los “foodies” se volvieron clave, al superar, incluso, barreras como el idioma.

Entre Asia y el Caribe

Arigato Sushi no se limita a ser un restaurante apegado a las costumbres, es una cocina de fusión donde el sushi se encuentra con la creatividad criolla. “En el concepto de Arigato hay roles tradicionales, y también tiene sabores criollos (…) Tenemos roles con plátano maduro, tenemos con mango, con kiwi. Mi esposo ha incorporado nuevas salsas, entradas, diferentes tipos de roles con fusiones”, contó.

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Platos como el “King Kong vs. Godzilla” o las “bolas del dragón” son reflejos de esta innovación, donde la picaña y el plátano maduro se convierten en estrellas al lado del sushi tradicional.

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“Nuestro fuerte en el menú es el sushi, con roles tradicionales, con otros roles donde también hay fusiones con productos criollos, y también tenemos ramen, yakisoba, yakimeshi. Hay diferentes opciones”, mencionó Ingrid.

Más que un restaurante

Actualmente, Arigato Sushi se ha expandido a tres localidades, dos en Colombia y una en Utah, lo que confirma que sus sabores no conocen fronteras, pero también es una demostración de todo lo que sus creadores han trabajado para alcanzar la grandeza.

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Y justo en este punto Ingrid echó un vistazo al pasado para hacer referencia a la evolución de Arigato Sushi, cuando iniciaron desde su casa. Luego, lograron establecer un local para 12 personas en Colombia, más adelante se mudaron a lugares más espaciosos y después de abrirse camino en Utah, su restaurante puede acoger entre 22 y 25 comensales. 

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Aunque nada sería posible sin la unión familiar, el pilar fundamental que sustenta el éxito de Arigato Sushi. “El principal apoyo de mi esposo, quien es la cabeza de nuestro concepto de negocio, soy yo, y él es el mío”, enfatizó Ingrid, sin dejar de lado a sus hijos quienes también dejan su marca en la cocina. 

“Uno de los roles más vendidos fue creado por nuestro hijo mayor, que se llama ‘King Kong vs. Godzilla’, hasta el Hannah Roll, que es un rol que tiene los ingredientes favoritos de nuestra hija. Nosotros mismos como familia somos nuestro principal apoyo, y nuestra principal inspiración, nuestro motor, ellos son mi motor, y mi esposo también cuenta conmigo de manera incondicional”, acotó con orgullo.

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Tanto así que Ingrid califica a Arigato Sushi como parte de la familia. “Más que ser un restaurante, es para nosotros como un hijo, o sea, es de verdad un proyecto que queremos mucho”, admitió Ingrid.

“Es un modelo de vida, un modelo de negocio, inspirado desde el amor, y desde el apoyo que tenemos nosotros como familia”, agregó la venezolana, englobando la esencia de lo que Arigato Sushi representa para ellos.

El sabor de la nostalgia

El 2025 trae consigo esperanzas y ambiciones para Arigato Sushi. “Las expectativas de este año para Arigato son crecer, tener nuevos puntos, ampliar nuestro menú, poder llegar a otros lugares”. El sueño es claro: continuar la construcción de un legado de sabor y cultura que trascienda nuevas latitudes.

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A pesar de los éxitos y la adaptabilidad demostrada en Colombia y Utah, la nostalgia por Venezuela se evidencia en cada gesto, en cada palabra. “Extrañamos todo. Nuestra familia, nuestra comida, la gente”, expresó la andina con un tono de añoranza. El deseo de establecer un local de Arigato Sushi en su tierra natal es una meta que, aunque distante, permanece viva. 

“No descartamos la posibilidad de que en algún momento podamos instaurar Arigato de nuevo allá. Dios permita que socialmente y políticamente nuestro país mejore y podamos salir de toda esta corrupción”, expresó, con un anhelo de que Venezuela vuelva a ser un terreno fértil para el crecimiento de muchos visionarios como ella y su familia.