María Lorena Gerbeno habla y vuelve a llorar como la primera vez, como si un pedazo de su existencia se hubiera quedado en la habitación de la maternidad aquella mañana en que una enfermera le apoyó en el pecho a una bebé que no era la suya.
Por: TN
“Tenía una cesárea programada a primera hora. A las 6.30 tenía que estar ahí. Yo ya sabía que iba a tener una nena llamada María Pía”. El relato de Lorena, abogada de 48 años, se ubica en el Sanatorio Argentino de San Juan, el lunes 30 de septiembre de 2013. “En el quirófano me sacaron a la bebé y me la acercaron a la cara. Alcancé a ver que tenía poquito pelo, nada más. Segundos después se la llevaron. No me la dejaron como pasa cuando el parto es natural”, sigue.
Minutos después, la mamá llegó a su habitación: “Me trajeron a una bebé con la ropita que yo les había dado. La miré y empecé a amamantarla. En ese momento no desconfié: para mí, era mi hija”.
Lorena tenía entonces 37 años y ser madre no era algo nuevo para ella: ya había dado a luz en otras dos oportunidades anteriores, y ambas habían sido cesáreas en el Sanatorio Argentino.
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