Escabrosas revelaciones: A Miguel Ángel López el ELN lo habría asesinado por sepultar los cuerpos de sus víctimas

Escabrosas revelaciones: A Miguel Ángel López el ELN lo habría asesinado por sepultar los cuerpos de sus víctimas

Miguel Ángel López, propietario de la funeraria San Miguel; su esposa, Zulay Duran Pacheco; y su hijo, un bebé de nueve meses. | Foto: Fotomontaje SEMANA

 

El crimen de Miguel Ángel López, su esposa y su bebé de nueve meses es de los más macabros que se han cometido en los últimos años en el país. López, dueño de la funeraria San Miguel de Tibú, conocía como pocos el dolor de la muerte, que azota sin misericordia y de manera recurrente esas tierras. Se podría decir que era un experto en esos finales de la vida abruptos e injustos que causa la violencia en que los grupos armados tienen sumido al Catatumbo desde hace años.

Por semana.com





López se sentía orgulloso de su trabajo que había permitido darle santa sepultura a más de 500 víctimas de la guerra. El hombre contó de su trabajo en un reportaje en video para el programa realidades. Y allí dijo que trataba con respeto cada cuerpo, sin importar de donde proviniera. “Nunca pregunto de dónde viene la persona, ni a qué se dedicaba, porque eso no me compete”, contó en esa oportunidad.

Por eso, la revelación de que ese fue precisamente el móvil de su asesinato causa escozor. SEMANA conoció un informe de inteligencia militar que cuenta detalles hasta ahora inéditos del crimen que enlutó a Colombia y puso al Catatumbo de nuevo ante los reflectores del país por la ola de violencia que se vive en las últimas semanas. Además de esa masacre, el enfrentamiento de grupos armados ha dejado más de 30 muertos.

“Lo ocurrido al ciudadano colombiano Miguel Ángel López, su esposa y su hijo durante esta semana, es la muestra de la guerra que se libra en esa región”, asegura el documento reservado conocido por SEMANA. A

López, según el reporte, “recibía amenazas y presiones de todos los actores armados criminales debido precisamente a su labor de recoger, preparar y enterrar a personal fallecido y asesinado, entre ellos las víctimas de uno y otro bando ilegal. Esto último le habría granjeado varias intimidaciones de diferentes sectores, ya que están bandas y grupos armados al margen de la ley han comenzado a decidir a quién se entierra y a quién no”.

En el documento se cuenta que López era ampliamente reconocido y apreciado en la zona por esa labor a la que casi nadie se le medía y que le acarreaba un enorme riesgo personal. “En muchos casos llegaba hasta apartadas zonas (a donde no llegaban ni las autoridades judiciales) a realizar “el levantamiento” de personas asesinadas en medio del conflicto que allí se libra por el control ilegal del territorio. Precisamente esa labor, casi que informal, de ir por víctimas de lado y lado, habría comenzado a generar serias molestias entre los cabecillas de los grupos criminales que delinquen en la zona”, agrega el informe de inteligencia.

El contexto del crimen, según las pesquisas, tendría que ver con que López habría realizado en las últimas semanas el levantamiento de personas que habían sido “asesinadas por estructuras del Frente de Guerra Oriental del ELN señaladas de pertenecer al Frente 33 de las disidencias de las Farc, y ser colaboradores cercanos de alias Andrey”.

Información recopilada por agencias de inteligencia, dan muestra de que el ELN habría dicho que nadie podía recoger a los muertos. Debido a la complejidad del terreno y por condiciones de orden público, movilizar una comisión de la Fiscalía o de la Sijín de la Policía sería de alto riesgo, precisamente por el amplio dominio ilegal del territorio de los grupos criminales. Ante el correr de las horas, a López, por solicitud de familiares, le correspondió ir por los cuerpos sin vida, prepararlos y luego sepultarlos. Sin saberlo, habría iniciado su mala hora”, agrega el documento confidencial.

El informe de inteligencia resalta la sevicia con la que se perpetró el hecho y asegura que la excesiva crueldad no es casualidad, sino que evidencia la intención del grupo armado de enviar un mensaje fuerte en la región. López, según resalta la investigación, era un “héroe” de su comunidad, un hombre admirado y muy querido por un trabajo doloroso que le terminó costando la vida de la peor manera.

El informe recuerda que los hechos ocurridos en la región del Catatumbo, Norte de Santander, “son el resultado de una larga y vieja guerra entre grupos armados ilegales por el control ilegal del territorio, entre los cuales se encuentran las disidencias de las Farc (pro Calarcá), el ELN (Frente de Guerra Oriental) y el Clan del Golfo, cuya presencia es muy pequeña, pero, poco a poco, han ido ganando espacio mediante homicidios selectivos y amenazas”. Y agrega que de acuerdo a cálculos oficiales, allí se registran cerca de 35 mil hectáreas de cultivos ilícitos que representan más del 30% del total de enclaves y el 12% del total nacional. También pone de relieve que la guerra tiene también como origen la disputa por las rentas ilícitas que allí se encuentran, “las extorsiones a grandes multinacionales, principalmente relacionadas con la explotación de hidrocarburos. Y el poseer un corredor de movilidad estratégico para la entrada y salida hacia Venezuela de droga, insumos químicos para el procesamiento de alcaloides, armas, explosivos, secuestrados y hasta combustible”.

La familia de López, que solo buscó menguar el dolor de quienes eran víctimas de ese ajedrez macabro y sus familias, al final terminó pagando un precio demasiado alto.