Abu Mohammed al-Golani, el líder militante cuya sorprendente insurgencia derrocó al presidente sirio Bashar Assad, ha pasado años trabajando para rehacer su imagen pública, renunciando a sus antiguos vínculos con al-Qaida y presentándose como un defensor del pluralismo y la tolerancia. En los últimos días, la insurgencia incluso abandonó su nombre de guerra y comenzó a referirse a él por su nombre real, Ahmad al-Sharaa.
Por Associated Press
Ahora se pone a prueba el alcance de esa transformación de extremista yihadista a aspirante a constructor de un Estado.
Los insurgentes controlan la capital, Damasco, Assad ha huido a la clandestinidad y, por primera vez después de 50 años de mano de hierro de su familia, la pregunta es cómo será gobernada Siria.
Siria es el hogar de múltiples comunidades étnicas y religiosas, que a menudo se enfrentan entre sí por el Estado de Asad y los años de guerra. Muchas de ellas temen la posibilidad de que extremistas islámicos sunitas tomen el poder. El país también está fragmentado entre facciones armadas dispares, y las potencias extranjeras, desde Rusia e Irán hasta Estados Unidos, Turquía e Israel, tienen sus manos en la mezcla.
Al-Golani, de 42 años, a quien Estados Unidos ha catalogado de terrorista, no ha aparecido en público desde que Damasco cayó la madrugada del domingo, pero él y su fuerza insurgente, Hayat Tahrir al-Sham, o HTS (muchos de cuyos combatientes son yihadistas), podrían ser un actor importante.
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