La brecha cambiaria con el dólar se dispara en Venezuela y enfrenta a clientes y comerciantes

La brecha cambiaria con el dólar se dispara en Venezuela y enfrenta a clientes y comerciantes

Billetes de dólares estadounidenses en el cajón de efectivo de una panadería en Caracas, Venezuela.
Matias Delacroix (Getty Images)

 

 

De la brecha cambiaria se habla con el café de la mañana en Venezuela, porque nuevamente está abriéndose a niveles preocupantes. La diferencia entre el dólar oficial, fijado por el Gobierno chavista, y el paralelo se amplía hasta trastocar el día a día, incluido ese momento en el que esa taza de café puede salir 27% más cara según el valor que se tome como referencia. Hay un pulso entre consumidores que se niegan a pagar al tipo de cambio paralelo y comerciantes que intentan mediar para concretar una venta que les puede implicar pérdidas. La economía venezolana está mostrando una vez más sus costuras.

Por Florantonia Singer | EL PAÍS

En redes sociales la gente también se queja del dólar paralelo. Casi han creado un movimiento. “No pago más a paralelo”, dicen una y otra vez en Tiktok, intentando hacer un boicot contra los comerciantes y contra la subida del precio del dólar, la moneda que ha prometido pulverizar el presidente Nicolás Maduro, pero cuyo valor sigue y sigue aumentando a la par de las distorsiones asociadas a las políticas monetarias de su Gobierno, en medio de una economía que se ha dolarizado de forma informal.

En algunos comercios, si un cliente paga en bolívares, el producto termina siendo más caro que si pagas en divisas. Hay quienes fijan los precios en euros, que tiene una cotización oficial mayor a la del dólar que fija el Banco Central de Venezuela, pero menor a la del mercado paralelo en una enrevesada matemática para intentar reducir esa brecha y perder menos. Al final, los precios de todo terminan aumentando.

El Gobierno ha emprendido una agresiva política de fiscalización a los negocios para verificar que se esté usando la tasa de cambio oficial para fijar los precios, que en muchos locales están indicados en dólares. Esta semana, funcionarios del organismo de control tributario se han desplegado en centros comerciales de la capital para vigilar de cerca que ningún establecimiento esté usando una tasa distinta a la oficial, bajo amenaza de cierres y multas. “Nunca digo que estoy cobrando a paralelo, pero tengo que aumentar el precio del producto porque qué más voy a hacer para no perder dinero”, explica Mariana Blanco, que atiende su propia cafetería en Caracas y vive a diario el bucle cambiario.

“Cuando la brecha se vuelve tan grande, se vuelve inmanejable. Esto se produce cuando queremos fijar un tipo de cambio o dejarlo semifijo o anclado, como en Venezuela, en presencia de una inflación muy elevada”, explica el economista y profesor de la Universidad Metropolitana, Hérmes Pérez. El Gobierno de Venezuela ha mantenido la tasa oficial contenida, y así ha logrado bajar la inflación, pero el aumento de la liquidez monetaria para financiar el gasto oficial sigue empujando la brecha cambiaria que ocupa las conversaciones de la gente y los economistas. El primer salto del dólar paralelo llegó en julio, con el inicio de la campaña electoral por las presidenciales y de su inyección de gastos. Pero en el tipo de cambio oficial persiste un delay, pues no aumenta a la par de la inflación. En un año la inflación en Venezuela ha crecido el 26%, pero el tipo de cambio solo ha aumentado un 8%.

Cuando se acumulan esos rezagos, ocurren estos episodios que complican la vida diaria.

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