Universitarios de la ULA retornan a las aulas sin comedor ni beneficios estudiantiles

Universitarios de la ULA retornan a las aulas sin comedor ni beneficios estudiantiles

 

Una vez concluido el receso vacacional, este 30 de septiembre de 2024, los estudiantes de la Universidad de Los Andes (ULA) retomaron las aulas de clases.

Por Jesús Quintero / Corresponsalía lapatilla.1eye.us

Aunque resulta complejo, ya no cuentan con los beneficios estudiantiles a los que estaban acostumbrados y a los cuales tenían acceso durante todo el curso de las carreras, hasta la profesionalización en pregrado y postgrado.

Uno de estos era el comedor, el cual contaba con tres sedes: Liria, Chorros y Hechicera en Mérida, y permitía cubrir la alimentación, tanto almuerzos como cenas, de más de 18.000 estudiantes.

Sin embargo, desde mediados de 2019 y principios de 2020, el servicio de comedor comenzó a decaer hasta desaparecer, ya que la crisis presupuestaria afectó también el funcionamiento de este beneficio estudiantil.

Dejaron de llegar insumos cárnicos, así como pasta, arroz, frutas y hortalizas.

No prestaba servicio por falta de gas, y a veces solo servían bollitos pelones con fresco de arroz.

Desde el inicio de la pandemia, en marzo de 2020 hasta la actualidad, ya no ha prestado más servicio a la comunidad universitaria.

Entre tanto, el beneficio de la beca que reciben algunos estudiantes de la ULA es de 5 dólares o su equivalente en bolívares, un monto irrisorio que no alcanza para cubrir todas las necesidades de un universitario.

Asimismo, el parque automotor del transporte estudiantil está muy deteriorado. Las unidades ya no cuentan con cauchos, gasolina o gasoil, baterías y otros insumos necesarios para su correcto funcionamiento. El transporte permitía movilizar tanto a estudiantes como a personal administrativo, técnico y obrero gratuitamente desde el núcleo La Hechicera, Liria, Los Chorros, Don Tulio y Campo de Oro, así como en rutas urbanas e interurbanas entre municipios foráneos de la ciudad de Mérida.

Si bien es cierto que la deserción estudiantil es notoria, un importante porcentaje de jóvenes sigue cursando algunas materias en sus carreras para graduarse y hacen un esfuerzo importante para poder mantenerse en la ciudad y cubrir gastos de alquiler de residencia que rondan entre 50 y 100 dólares, comida, transporte y otros ítems, pudiendo superar los 400 dólares mensuales solamente en los gastos básicos.

Hay quienes siguen luchando contra viento y marea hasta poder graduarse; otros desistieron y migraron buscando mejores oportunidades fuera de las fronteras venezolanas, formando parte de la diáspora.

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