Luego de su presencia en las playas texanas durante la primavera boreal, se detectaron nuevamente en tierra los pequeños dragones azules venenosos en playas de Carolina del Norte. El Servicio de Parques Nacionales difundió la noticia y advirtió a los ciudadanos tener cuidado en un posible encuentro con estas babosas que rondan por la cadena de islas Outer Banks.
Por La Nación
En una publicación de Facebook, la Costa Nacional de Cabo Hatteras (Cape Hatteras National Seashore en inglés) informó que se trata de una “babosa marina venenosa que vive en mar abierto y, ocasionalmente, queda varada en tierra firme debido a fuertes vientos”. La agencia gubernamental recomendó apreciar a los pequeños dragones de lejos, sin tocarlos porque puede ser extremadamente peligroso.
El dragón marino azul: ¿qué tan peligroso es?
A pesar de su pequeño tamaño, que no supera los tres centímetros, el dragón marino azul puede ser peligroso para los humanos. De acuerdo con el Servicio de Parques Nacionales de Estados Unidos, los dragones marinos azules se alimentan de la carabela portuguesa, un hidrozoo sumamente venenoso que con una picadura puede generar dolores intensos, problemas respiratorios y una parada cardíaca en su víctima.
En ese contexto, la babosa, de nombre científico Glaucus atlanticus, acumula ese veneno en la punta de sus cerata, el nombre de sus apéndices que están en ambos lados de su cuerpo, para defenderse. “Concentran ese veneno ingerido y dan un aguijón que es aún más poderoso”, advirtió la agencia en su publicación. Los síntomas de una picadura de esta criatura pueden ser náuseas, dolor intenso, alergia, vómitos e irritación.
El servicio sugirió no acercarse ni tampoco intentar tocarlos: “Si te encuentras con una de estas bellezas azules, admírala desde una distancia segura y ten cuidado con las que estén cerca. Los dragones marinos azules pueden viajar en grupos conocidos como ‘flotas azules’. Si los descubren, vivos o muertos, siguen siendo venenosos”.
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