En una noche de altas expectativas en el Estadio Monumental de Maturín, la Vinotinto empató a 0 goles frente a una mermada selección de Uruguay, que llegó al compromiso correspondiente a la octava fecha de las Eliminatorias al Mundial de Fútbol Norteamérica 2026 con hasta 11 bajas. Aunque las ausencias de figuras clave como Darwin Núñez, Rodrigo Bentancur, Ronald Araujo, José María Giménez y Mathías Olivera parecían ofrecer un panorama alentador para los dirigidos por Fernando “Bocha” Batista, el equipo celeste demostró por qué siempre es un rival temible.
Por: Luis Eduardo Martínez | lapatilla.1eye.us
El encuentro comenzó con un sobresalto inesperado. Apenas al minuto 5, el defensor uruguayo Sebastián Cáceres tuvo que abandonar el campo tras sentir un pinchazo muscular. En su lugar ingresó el único zaguero disponible en el banquillo, Nicolás Marichal, lo que obligó a los charrúas a reajustar su esquema desde temprano. Esta salida forzada encendió una pequeña luz de esperanza entre los miles de fanáticos que llenaban el estadio, pero el partido apenas comenzaba.
Apenas tres minutos después del cambio, Uruguay dejó claro que no venía a defenderse. Los dirigidos por Marcelo Bielsa presionaron alto, obligando a la Vinotinto a buscar soluciones rápidas para salir con el balón controlado.
A los 10 minutos, la Vinotinto se llevó el primer gran susto de la noche: Cristian Olivera se escapó solo hacia el arco, y cuando parecía que el marcador se abriría, apareció la muralla criolla, Rafa Romo, quien con un reflejo espectacular detuvo el mano a mano.
El referente venezolano en ataque, Salomón Rondón, buscaba crear peligro a toda costa. Al minuto 16, la Vinotinto dispuso de un tiro libre, y Rondón logró conectar de cabeza con cierta libertad. Sin embargo, el remate se fue desviado, despertando un murmullo en las gradas que ansiaban un grito de gol. La respuesta del “Gladiador” no se hizo esperar, y al minuto 25 intentó sorprender desde fuera del área con un potente disparo tras un giro rápido, pero el arquero uruguayo Sergio Rochet controló el balón en dos tiempos.
Con el tiempo corriendo en la primera mitad, la Vinotinto comenzó a generar más peligro. A los 39 minutos, Eduard Bello estuvo cerca de quebrar el 0-0 con una jugada brillante. Tras una buena combinación en la frontal del área, el extremo derecho quedó solo y disparó con tiempo desde el borde del área chica. Lamentablemente, el remate salió mordido, y Rochet, nuevamente, apareció para salvar a los suyos.
El pitazo que marcó el final de los primeros 45 minutos dejó un sabor agridulce. Por un lado, la Vinotinto había resistido los embates iniciales de Uruguay, un equipo que a pesar de sus bajas jugaba con la intensidad que caracteriza a los combinados de Bielsa. Pero por otro lado, los de Batista sabían que habían tenido oportunidades claras para irse al descanso con ventaja.
Un empate que sabe a poco
El primer gran grito ahogado de la segunda parte llegó apenas a los 54 minutos. Telasco Segovia, una de las promesas de la Vinotinto, se quedó completamente solo ante Rochet. El joven volante tenía todo a su favor, pero el arquero uruguayo volvió a vestirse de héroe. Con una rapidez felina, Rochet tapó todos los ángulos y salvó a la Celeste de lo que habría sido el primer gol venezolano.
Un minuto después, Bielsa realizó su segunda variante del partido, sacando a Brian Rodríguez para darle entrada a Facundo Torres, buscando refrescar el ataque uruguayo, que en esos momentos se veía superado por la intensidad venezolana.
Al llegar la hora de juego, Batista decidió mover sus fichas. El técnico argentino hizo dos modificaciones clave: Darwin Machís y Jefferson Savarino ingresaron al campo por Eduard Bello y Telasco Segovia. Con estos cambios, Venezuela ganó frescura y verticalidad en ataque, y el equipo se lanzó con todo en busca del gol.
Y las oportunidades no tardaron en llegar. Al minuto 69, tras un tiro de esquina, Venezuela tuvo hasta tres ocasiones claras para abrir el marcador. Primero Miguel Navarro, y finalmente Savarino. Cada disparo fue un martillazo que parecía perforar la defensa uruguaya, pero de alguna manera, el balón nunca cruzó la línea.
El tiempo corría, y los criollos empezaban a tocar cada vez más cerca del área rival. A 15 minutos del final, la Vinotinto se plantó firme en territorio uruguayo, circulando el balón con precisión, pero faltaba ese último toque, esa definición que permitiera desatar la locura en Maturín.
Al minuto 78, Machís encendió las alarmas con un disparo fenomenal desde fuera del área. El extremo recortó hacia adentro desde la banda izquierda y sacó un potente remate que obligó a Rochet a volar para despejar el balón al córner con una espectacular palomita.
Y en el córner, tan solo un minuto después, la tuvo Yordan Osorio. El defensor saltó más alto que todos y conectó un cabezazo picado que se fue rozando el poste.
Con el reloj marcando 82 minutos, Batista realizó otro cambio, dándole entrada a Tomás Rincón por Cristian Cásseres, buscando mayor solidez en el medio campo para no ceder terreno en los minutos finales. Mientras tanto, Bielsa también movió sus piezas con un doble cambio al 87, sacando a Facundo Pellistri y Facundo Torres para dar paso a Nicolás Fonseca y Marcelo Saracchi, intentando contener los ataques venezolanos y asegurarse al menos el empate.
En el ocaso del partido, Rondón, que había peleado cada balón como un verdadero capitán, dejó su lugar para Jhonder Cádiz al minuto 90, en un último intento de Batista por buscar el tan ansiado gol de la victoria.
Al final, el marcador no se movió, y aunque la Vinotinto mostró su mejor versión, no pudo concretar. Rochet se erigió como el héroe de una Uruguay mermada, frustrando en repetidas ocasiones el grito de gol que todos los venezolanos estaban esperando. La clasificación al Mundial sigue siendo un objetivo posible, aunque ahora ceden una posición en la tabla, se ubican sexto con 10 puntos y vendrán partidos complicados en octubre frente a Argentina de local y Paraguay de visitante.