El enigma de Jack el Destripador: cinco prostitutas asesinadas, el crimen perfecto y el mito de su huida

El enigma de Jack el Destripador: cinco prostitutas asesinadas, el crimen perfecto y el mito de su huida

A 136 años de los crímenes, el misterio de la identidad de Jack El Destripador continúa

 

Hace 136 años comenzaba el misterio criminal más inquietante de todos los tiempos, uno que aún hoy desvela a criminólogos profesionales, historiadores y simples aficionados, y que incluso dio lugar a la creación de un área de investigación específica, la “ripperologi?a”, desarrollada a medio camino entre la ciencia y la mera especulación.

Por Infobae

La madrugada del viernes 31 de agosto de 1888, en Buck’s Row, una calle oscura del miserable barrio de Whitechapel, en el empobrecido East End de Londres, un chofer de nombre Charles Cross descubrió el cuerpo de una mujer desparramado junto a un portal. La policía no tardó en identificarla: se trataba de Mary Ann Nichols, una prostituta de 43 años, y estaba claro que la habían asesinado, porque tenía un par de cortes en la garganta, el abdomen parcialmente rasgado con una profunda hendidura en zigzag y varias incisiones hechas con el mismo cuchillo. Por esa muerte – en una sangrienta paradoja – el nombre de la pobre y hasta entonces anónima Mary quedaría escrito para siempre como el de la primera víctima del asesino más famoso de la historia: Jack the Ripper, el Destripador.

En los siguientes setenta días, otras cuatro mujeres aparecieron muertas de manera muy parecida. “Estos son los únicos hechos comprobados: todos los crímenes se cometieron tras el cierre de los bares; todas las víctimas eran de la misma clase –la más baja entre las bajas– y vivían no más lejos de un cuarto de milla unas de otras. Todas, además, fueron asesinadas del mismo modo”, explicaba el detective Reid, uno de los hombres de Scotland Yard encargados de investigar los casos y atrapar al autor de los crímenes.

La primera víctima de Jack El Destripador fue una prostituta llamada Mary Ann Nichols

 

El método del criminal se repetía con algunas variaciones: comenzaba por cortar de un lado a otro la garganta de la víctima para matarla y después le abría el abdomen. En algún caso se llevaba algún órgano como trofeo, en otros no.

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