El ruso Pável Dúrov, creador junto a su hermano de la red de mensajería encriptada Telegram y en la actualidad detenido en suelo francés, ha logrado irritar por igual a Rusia y Occidente con su actitud libertaria a la hora de negarse a colaborar con las autoridades sea para combatir la disensión política o el extremismo.
“La humanidad necesita una plataforma neutral como Telegram que respeta la vida privada y la libertad de las personas (…) En realidad, no importa si Telegram es usada por la oposición o el partido en el poder. Las reglas son iguales para todas las partes. De esa forma, somos imparciales”, aseguró Dúrov en una entrevista en febrero pasado con el periodista estadounidense Tucker Carlson.
Telegram, que fue lanzada oficialmente en 2013, roza ya los 1.000 millones de usuarios mensuales -350.000 nuevos clientes se apuntan diariamente-, lo que la convierte en una herramienta de alcance global.
Dúrov, que ha tenido desencuentros con diferentes Gobiernos, fue detenido anoche en Francia, cuya ciudadanía obtuvo en 2021.
Tótem de internet
“Quiero ser un tótem de internet”, le dijo a su profesor al graduarse en un elitista liceo de San Petersburgo, donde también estudió el conocido matemático Grigori Perelmán.
Su primer paso en el mundo digital lo dio al ingresar en la facultad de Filología Inglesa de la antigua capital zarista. Creó un biblioteca virtual con los trabajos de los estudiantes para que estos pudieran ser consultados por otros alumnos (Durov.com).
En 2006 fundó Vkontakte, el Facebook ruso, que se convirtió rápidamente en la principal red social en Rusia, lo que llamó la atención del Kremlin, presidido por un hombre de la era analógica -Vladímir Putin- que recela especialmente de internet.
Bajo presiones, -Dúrov se negó a bloquear los grupos que organizaron en 2011 las mayores protestas antigubernamentales desde la caída de la URSS- acabó vendiendo la plataforma en 2014 a los amigos del Kremlin (mail.ru).
Aviones de papel
Cuando aún presidía VK, lanzó aviones de papel hechos con billetes de dólar desde la ventana de su oficina, gesto premonitorio, ya que un avión de papel es el símbolo de Telegram, cuyo estándar de cifrado fue creado por su hermano Nikolái.
“La idea de la creación de Telegram llegó (…) cuando policías armados vinieron a mi casa e intentaron entrar por la fuerza (…) Entonces, se me ocurrió que no estaría mal crear una aplicación para el intercambio de mensajes con un cifrado fiable”, comentó a Carlson.
Con ese servicio de mensajería encriptada, Dúrov dio el salto a otra dimensión -a diferencia de WhatsApp, Telegram permite el acceso a mensajes desde diferentes dispositivos a la vez y compartir un número ilimitado de fotos, vídeos y archivos-, lo que le acabaría llevando al exilio en Dubái, desde donde controla su imperio.
“La mayor ventaja de Telegram es que es una mezcla entre red social y plataforma de mensajería. No hay ninguna otra aplicación que disponga de canales, que, de hecho, son medios de comunicación de masas”, comentó a EFE Mijaíl Klimariov, director de la Sociedad de Protección de Internet.
Instrumento de la oposición
Dúrov, que a sus 39 años no tiene una ideología definida, según expertos y allegados, ha denunciado presiones políticas, aunque también de otros gigantes como Google o Apple.
Se enorgullece tanto de su independencia geopolítica -considera que Telegram es una aplicación universal y se niega a que le relacionen con Rusia- como del hecho de que su aplicación sea utilizada por la oposición desde Hong Kong a Bielorrusia.
“Nunca entregó a nadie a la policía”, señaló Krimaliov.
Por ese motivo, en 2018 el Kremlin decidió cerrar Telegram, pero las multitudinarias protestas en su defensa le hicieron cambiar de opinión y actualmente las principales instituciones estatales emplean profusamente esta red.
Con todo, recientemente fue acusado de bloquear la plataforma Voto Inteligente del fallecido opositor Alexéi Navalni.
Herramienta de terroristas, según sus críticos
Su secretismo -la implementación de chats secretos que protegen la privacidad de los usuarios con un cifrado exclusivo y hasta 200.000 personas por grupo- ha convertido a Telegram en un instrumento muy atractivo para delincuentes y extremistas.
Por ese u otro motivo, la red ha sido bloqueada en países como Irán a Indonesia o Tailandia, y sufrido restricciones y multas en España, Alemania, Brasil o Países Bajos.
Según la Justicia francesa, es esa falta de moderación y de cooperación con las autoridades, sumado a la criptografía, lo que convierte a Dúrov en cómplice de delitos que van desde el tráfico de drogas a la pedofilia o el terrorismo, señala la prensa gala.
Dúrov aseguró en su momento que el hecho de que los autores de sucesos violentos hayan usado Telegram “no debe servir de excusa para la organización de una caza de brujas o para convertir la sociedad en un campo de concentración”.
EFE