La muerte de Matthew Perry en su casa de Los Ángeles, el pasado 28 de octubre, volvió a boca de todos esta semana, cuando se conoció que un médico y cuatro traficantes de drogas fueron detenidos, acusados de estar vinculados a su fallecimiento, por los efectos del consumo de ketamina.
Por Infobae
Una de estas cinco personas privadas de su libertad es Jasveen Sangha, una británica-estadounidense de 41 años, más conocida como “La reina de la ketamina de Los Ángeles”. Sangha llevaba un estilo de vida de gran lujo, con frecuentes viajes a destinos como México, España, Italia, Grecia, Japón, Francia, Dubai y Antigua, autos BMW y camionetas Range Rover, y el alquiler de una casa en North Hollywood por “miles de dólares” cada mes, según informó The New York Post.
La mujer también dedicaba gran parte de su tiempo a su apariencia, sometiéndose a tratamientos regulares de Botox y goteos intravenosos, visitas a la peluquería, manicuras y paseos por tiendas exclusivas. Sus amigos incluso sostuvieron que está “obsesionada” con ello.
Todos estos lujos se financiaban con su negocio de tráfico de drogas y “productos de alta calidad” a las celebridades de Hollywood. Su catálogo incluía metanfetamina y hongos mágicos, entre otros, aunque su sustancia estrella era la ketamina. “La especialidad de la acusada era la ketamina, que vendía habitualmente, presentándose como una famosa traficante de drogas con productos de alta calidad”, apuntaron los fiscales en un escrito ante la Justicia.
Las maniobras se dirigían desde la casa que rentaba en North Hollywood y que fue allanada el pasado 19 de marzo. Según indicaron entonces las autoridades, se encontró una cantidad “significativa” de drogas ilegales, incluidos “aproximadamente 1,4 kilogramos de pastillas falsificadas que contenían metanfetamina, 79 viales de ketamina, polvo de ketamina, 2.127 gramos de pastillas Xanax, hongos de psilocibina y cocaína”.
A su vez, se incautaron “herramientas para el tráfico de drogas como una contador de dinero, una balanza cubierta de residuos de droga, un detector de señales y de cámara oculta, un libro de contabilidad de drogas y un arma de fuego registrada a nombre del novio de la acusada”.
Entonces, Sangha fue detenida por posesión de metanfetamina pero liberada poco después, tras el pago de una fianza de USD 100.000.
A pesar de las graves consecuencias que el consumo de estas sustancias tiene en las personas, siempre se mostró “alegremente indiferente” y no dejó que la investigación sobre su persona le afectara. “Parecía despreocupada, como si no tuviera ninguna preocupación en el mundo. Siempre estaba dispuesta a ir a fiestas, a cenar o, simplemente, a pasar el rato”, dijo un amigo suyo al medio estadounidense y sumó que esta vida social activa se mantuvo en los últimos días, cuando su arresto se volvía cada vez más probable. “Tenía buena cara, teniendo en cuenta lo que se avecinaba. Actuaba como si no fuera gran cosa”, sumó.
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