Lula da Silva tiene en sus manos la decisión política que permitiría a la Organización de Estados Americanos (OEA) aprobar un proyecto de Resolución que condena a Nicolás Maduro por el fraude electoral y la represión ilegal en Venezuela.
Román Lejtman
La iniciativa diplomática que presentó Estados Unidos junto a Canadá, Ecuador, Paraguay y Uruguay fue objeto de una larguísima negociación que permitió encontrar un consenso entre todos los miembros de la OEA.
Pero ese trabajoso acuerdo fue elevado a las cancillerías de cada uno de los estados del foro regional para obtener un mayor respaldo político, y hasta que eso no suceda no habrá sesión especial para repudiar al régimen populista.
Entonces, la condena a Maduro depende de Lula, que define la agenda diplomática del Palacio Itamaraty. Si el presidente del Brasil avala la iniciativa que ya fue aceptada por su embajador ante la OEA, el proyecto contra la dictadura venezolana podría tratarse el viernes y ser sancionada por una mayoría holgada.
Cuando Lula jugó en contra de condenar a Maduro, la OEA fracasó en repudiar al regimen populista. En esa oportunidad, Lula junto a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y Gustavo Petro lograron 11 abstenciones y 5 ausencias frente a 17 votos afirmativos. Para lograr la condena se necesitaban 18 votos, y Brasil, México y Colombia hicieron lo necesario para que esa cifra no sucediera.
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