Nicolás Maduro se jacta de tener todas las estructuras del chavismo bajo su control. En la soledad del poder que suele acompañar a todo presidente, el heredero de Hugo Chávez mantiene a su lado a un grupo de leales conformado por un selecto círculo de funcionarios y familiares. Se los conoce como el núcleo duro del “madurismo” con acceso directo a su despacho en el Palacio de Miraflores.
Por: TN
Este grupo ha sufrido cambios en los últimos años. De hecho, el arresto por corrupción del exministro de Petróleo, Tareck El Aissami, en abril pasado, fue el último cimbronazo que sufrió la mesa de poder. La fiscalía lo acusó de traición a la patria y lavado de activos. Hasta entonces era uno de los hombres de mayor confianza del mandatario. Fue un duro golpe para él.
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Hoy Maduro sienta a su mesa a un reducidísimo grupo de poder. La crisis desatada por las masivas protestas de la oposición tras las denuncias de fraude en las elecciones presidenciales del domingo, en las que el Consejo Nacional Electoral lo declaró ganador, abroqueló aún más a este grupo de “leales” que se aferra al poder y resiste la presión interna y el creciente aislamiento internacional.
Uno a uno, el círculo de poder del chavismo
Esta mesa chica tiene dos capas, una familiar y otra política. En total, son cinco personas de su absoluta confianza. En ese círculo queda fuera Diosdado Cabello, el poderosísimo “número dos” del gobierno y vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
Cabello y Maduro pelearon hace una década por la sucesión de Chávez, cuando el caudillo venezolano agonizaba y se suscitó una lucha por el poder saldada por el dedo índice del entonces presidente. Maduro fue el elegido. Cabello tragó bronca y se encolumnó detrás de su rival. La aparente convivencia pacífica, con algún que otro encontronazo, ya dura 10 años. Pero Diosdado, como se lo conoce en Venezuela, lleva su propia agenda.
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