Gustavo Petro tiene la creencia de que parte de su éxito como presidente de Colombia pasa por acompañar un cambio político en Venezuela, un retorno de ese país a una institucionalidad normalizada.
JUAN DIEGO QUESADA
En sus primeros meses en el poder envió a Caracas como embajador a su jefe de campaña, Armando Benedetti, pero aquello, a la larga, no salió bien. Lo sustituyó por Milton Rengifo, alguien de su absoluta confianza. En Washington nombró a Luis Gilberto Murillo (Chocó, 57 años), un ingeniero de minas con contactos al más alto nivel en los pasillos de la Casa Blanca. Le encomendó hacer de enlace entre Joe Biden y Nicolás Maduro, que en aquellos días habían roto todo contacto.
Tiempo después, Petro se quedó sin canciller y el reemplazo más obvio era Murillo, que ahora ha ganado un peso extraordinario dentro del Gobierno. Después de su número dos, Laura Sarabia, pocos tienen más influencia en el jefe de Estado colombiano. El presidente les pidió a Rengifo y a él que, en secreto, elaboraran un texto que sirviera como acuerdo de garantías políticas: el que pierde lo reconoce y el ganador no persigue al vencido este domingo, día de las elecciones presidenciales.
EL PAÍS reveló que Petro tuvo entre sus manos un borrador, que al final no envió a Maduro por el momento incierto que vive Venezuela ?tratar con el chavismo requiere de las mejores dotes diplomáticas?.
En esta entrevista, a la que Murillo llega “vestido de campo” por tratarse de un día de descanso, con una chaqueta verde de cazador y una gorra, el canciller reconoce por primera vez la existencia de ese documento. Petro quiere estar en el centro de este momento histórico y a Murillo se la ha encargado que así sea. El nombre del canciller ha empezado a circular como un posible reemplazo del presidente dentro de dos años, pero eso ya llegará, todo a su tiempo. Antes tiene esta misión de alto voltaje.
Pregunta. ¿Cómo observa las elecciones presidenciales del 28 de julio en Venezuela?
Respuesta. Nosotros hemos acompañado por canales diplomáticos al Gobierno y el pueblo de Venezuela y hemos estado en diálogo con las distintas oposiciones para que avancen en sus procesos democráticos de común acuerdo. Colombia reactivó a la comunidad internacional en ese acompañamiento en la conferencia que hicimos en marzo de 2023 en Bogotá con 20 países. Fue muy importante. Contamos con la participación de la Unión Europea, cancilleres, el primer ministro de San Vicente y las Granadinas. Ahí se definió una plataforma muy importante donde se establecían criterios en esa oportunidad de retomar lo que se había acordado en México con la facilitación de Noruega. Eso incluía el levantamiento de sanciones como avances en el proceso democrático que tenía previsto en la Constitución; definir fechas para las elecciones, acuerdos en cuanto a avances en el proceso electoral y también algunos temas humanitarios. En esa época hablaban de los fondos para atender la respuesta humanitaria liberando algunos recursos que tenía congelados de Venezuela. Lo importante fue que se reactivó mucho el diálogo y Colombia ha jugado un papel constructivo y hemos querido ser muy discretos y manejar esto de manera muy reservada, pero efectiva y clara.
P. ¿Por qué muchos de los puntos del acuerdo de Barbados ?documento firmado por la oposición y el chavismo con el visto bueno de Estados Unidos? no se han cumplido?
R. En primer lugar es preciso decir que se han dado muchas conversaciones que nosotros hemos seguido y monitoreado. Cuando se han presentado cuellos de botella hemos estado prestos a ofrecer nuestros servicios. Esto se resuelve dialogando y por eso se ha dado la evolución de los acuerdos de México y el paso por la conferencia sobre Venezuela en Bogotá. Colombia juega un papel muy proactivo en los acuerdos de Barbados, que han ido evolucionando porque también hay múltiples oposiciones. Está también la sociedad civil y se han dado conversaciones también en Caracas. Todo ese conjunto ha llevado a la evolución de la sociedad civil hacia las elecciones que se realizarán el próximo 28 de julio. Lo que evaluamos y lo hemos visto con algunos países amigos es que lo fundamental de los acuerdos de Barbados se ha cumplido. Estos procesos normalmente no son perfectos y menos en una situación como la que viene desde el año 2015 -cuando el chavismo perdió la mayoría en el parlamento-. Se ha avanzado en la dirección de poder llegar al evento democrático del 28 de julio. Vuelvo e insisto: no son perfectos estos procesos.
P. Cuando fue aquella reunión entre Petro y Lula [el presidente de Brasil], Petro habló de la necesidad de un acuerdo político, de un mandato para tejer las relaciones entre el Gobierno y la oposición en Venezuela.
R. Yo no voy a decir que existiese un mandato. El presidente Petro, en el mes de abril pasado, visitó Caracas y tuvo extensas conversaciones con el presidente Maduro. La paz política y la convivencia política de Venezuela también está atada a la paz total [el acuerdo con distintos grupos armados al mismo tiempo que pretende Petro]. La idea de un acuerdo político lo planteó más en términos de candidaturas. Estábamos en el proceso electoral del presidente Maduro y otros candidatos de las oposiciones, y era para que pudiesen llegar a este acuerdo político, sobre todo para tener garantías electorales y postelectorales buscando la convivencia.
P. Este trabajo suyo con Venezuela viene de antes de ser canciller, de la época en la que usted era embajador en Washington.
R. Recuerde usted que el presidente Petro me dio la tarea de tejer algunos canales de comunicación con las oposiciones en mi estadía en Washington, lo cual hice. Mi papel era más de poder transmitir mensajes de lado y lado y también una comunicación muy fluida con el gobierno de Maduro, que también lo hicimos. Además de pasar estos mensajes, mi papel también era de ayudar a materializar un poco lo que había planteado el presidente Petro. Luego de muchas conversaciones con nuestro embajador en Caracas (Rengifo), hicimos una recomendación de acuerdo político y garantías electorales por nuestra propia experiencia en Colombia. Fue un proceso muy confidencial; consultamos con algunos gobiernos amigos de la región. La verdad es que eso ha ido evolucionando. Ya después los candidatos entraron realmente campaña y tuvimos menos tiempo para revisar esta serie de recomendaciones. Pero sí se avanzó mucho en ese sentido. Creemos todavía que lo planteado por el presidente Petro, apoyado por el presidente Lula, sigue siendo oportuno.
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