En las bulliciosas calles de las zonas populares de Venezuela, se respira un cambio en las preferencias electorales de la gente, transformando el panorama político de zonas que una vez fueron sólidamente dominadas por el oficialismo.
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Una crisis económica devastadora, la corrupción endémica y la erosión de las libertades civiles han minado el apoyo histórico que estas comunidades brindaron al chavismo durante, al menos, dos décadas.
Hoy, los habitantes de estos barrios emblemáticos hablan de desencanto y desilusión, donde las promesas de prosperidad y justicia social se han desvanecido en el tiempo ante la dura realidad del bajo poder adquisitivo, el desempleo, la inflación galopante y la deficiencia de los servicios públicos, resultado de la desastrosa gestión gubernamental.
A medida que las condiciones de vida empeoran, el sentimiento de cambio se intensifica y la búsqueda de alternativas políticas viables toma partido en el creciente apoyo a otras voces, como la del candidato por la Plataforma Unitaria, Edmundo González, y la líder opositora María Corina Machado, que representan la esperanza de un mejor porvenir para los venezolanos.
Desde las principales ciudades del país hasta los pueblos más remotos, el clamor por un futuro diferente resuena cada vez más alto, marcando un punto de inflexión en la historia política del país.
Para conocer más de esta realidad, conversamos con un sociólogo venezolano egresado de la Universidad Central de Venezuela, quien prefirió no revelar su nombre por trabajar en la administración pública durante muchos años.
¿Ha perdido el oficialismo apoyo político especialmente en las zonas populares del país?
El oficialismo ha perdido apoyo de manera progresiva con el pasar de los años, pero este fenómeno es aún más evidente porque se trasladó hasta las zonas populares que fueron bastiones del apoyo al chavismo gracias a las políticas sociales implementadas durante los primeros años del gobierno de Hugo Chávez.
Sin embargo, el oficialismo ha perdido estos espacios producto de la crisis económica, donde la inflación, el desempleo y la escasez de productos básicos han golpeado con más fuerza. Además, a esto se le suma la incapacidad del Gobierno de cumplir con las promesas del difunto Chávez de mejorar las condiciones de vida con servicios públicos de calidad, dejando como resultado una población desilusionada y que se ve reflejado en la merma del apoyo popular a un modelo de gobierno.
¿Es la disminución de los beneficios sociales el foco del descontento social?
El descontento social y la pérdida de apoyo de la población al oficialismo en Venezuela no se basan exclusivamente en los programas sociales, aunque estos juegan un papel importante. Inicialmente, los programas sociales del oficialismo, como las “misiones”, fueron muy populares y proporcionaron beneficios significativos en diversas áreas como salud, educación y alimentación.
Con el tiempo, la efectividad de estos programas no solo ha disminuido su alcance, sino que muchos de ellos han dejado de existir, haciendo que la población los perciba más como paliativos temporales que como soluciones sostenibles a largo plazo.
Pero más allá de eso, la corrupción y la percepción de que los líderes del oficialismo han priorizado sus intereses personales sobre el bienestar colectivo han sido determinantes en esta pérdida de apoyo.
¿Ha cambiado el discurso del Gobierno venezolano a lo largo de los años?
En la etapa inicial de la denominada “Revolución Bolivariana” el enfoque estaba en la inclusión social, la justicia y la redistribución de la riqueza a través de misiones y programas sociales. Sin embargo, el discurso ha evolucionado hacia una narrativa de resistencia y defensa contra “enemigos” internos y externos, centrándose en la soberanía nacional y la lucha contra el imperialismo.
Pero no solo ha cambiado el discurso, sino que también se ha trasladado a las acciones. Un Gobierno que habla de sanciones, bloqueos y guerra económica para el aumento de sueldo de los empleados públicos, pero hace conciertos gratis, importa camionetas últimos modelos para su flota de seguridad, evidentemente va a tener el rechazo de aquellos que compraron la idea de que ser rico era malo.
Desgaste del modelo político
Después de más de dos décadas de dominio del chavismo, muchos venezolanos, incluidos aquellos que antes fueron partidarios, perciben un agotamiento del modelo político actual. La falta de renovación y de respuesta efectiva a los problemas cotidianos ha llevado a una búsqueda de nuevas alternativas y liderazgos que puedan ofrecer soluciones concretas a los desafíos del país.
Para conocer la otra cara de la moneda, conversamos con María de Jesús Pacheco, habitante de una populosa zona ubicada al sur del estado Aragua, donde –a su juicio- “el milagro” de las políticas públicas solo se cumplía en época de campaña política y elecciones, razón que la llevó a desertar del modelo político de “Bolívar y Chávez”.
Durante 25 años, Pacheco, al igual que mucho de sus vecinos, creyó en las promesas de mejoras y cambios reales que hacían los dirigentes oficialistas cada vez que se acercaban las elecciones, prometiendo soluciones a sus problemas, mejoras en los servicios públicos y oportunidades para todos. Pero una vez que pasaban las elecciones, esas promesas se desvanecían.
“Vimos cómo los candidatos llegaban con sus discursos y caravanas, prometiendo el cielo y la tierra. Organizaban eventos, repartían ayudas y nos decían que nuestros problemas serían resueltos. Pero apenas ganaban, desaparecían. No volvíamos a verlos hasta la próxima campaña electoral. Mientras tanto, nuestras calles seguían llenas de baches, el agua potable seguía desaparecida, la electricidad cada día más deteriorada y ni hablar de la salud o educación”, dijo.
La historia de María de Jesús parece ser similar a la de Carlos Colmenares, quien perdió su casa por la crecida del lago Los Tacariguas y aún espera la adjudicación de una vivienda digna, como fue prometido en una de las tantas campañas electorales para la gobernación del estado Aragua.
“Nos dimos cuenta de que solo éramos importantes para el Gobierno cuando necesitaban nuestros votos. Empezaba la campaña y la primera zona que visitaban era esta. Eso cambió. Ya no creemos en promesas vacías o pañitos de agua tibia. Por eso, hoy muchos de los afectados nos hemos concentrado en movilizar a la comunidad, informar y educar sobre cómo votar en las elecciones presidenciales del 28 de julio. Creemos que el cambio político es posible y confiamos que con ello cada uno de nosotros podrá construir la casa que tanto anhelamos desde hace años”, mencionó Colmenares.