Billie Holiday: la voz que cantó como nadie el dolor del racismo y su trágico derrumbe por las drogas

Billie Holiday: la voz que cantó como nadie el dolor del racismo y su trágico derrumbe por las drogas

Muchos especialistas consideran que Billie fue la más importante cantante popular del Siglo XX

 

 

 

Una voz única, una personalidad fuerte, una vida trágica. Todo en su vida fue muy veloz, todo llegó antes de tiempo. El dominio de su arte, el éxito, los problemas, el derrumbe, la muerte. Una vida demasiado breve y cruel. Una artista genial que se derrumbó tras las drogas, el racismo, la incomprensión. A la que no le bastó su don para lidiar con las ásperas facetas de su mundo cotidiano.

Matías Bauso 

Frank Sinatra nunca fue demasiado generoso con nadie, menos con sus contemporáneos. Sin embargo en 1958, cuando lo mejor de la carrera de Billie Holiday ya había quedado atrás, dijo sobre ella: “Lady Day es sin el menor lugar a dudas la influencia más importante del canto popular en Estados Unidos de los últimos treinta años”. Con esta frase, Sinatra se hacía a un lado en una carrera que podría haber encabezado con tranquilidad. Pero la necesidad de honrar la verdad fue, en este caso, más fuerte.

Hasta se pude afirmar que Frank se quedó corto. Billie Holiday fue, probablemente, la más importante cantante popular del siglo XX (Ella Fitzgerald y Aretha Franklin podrían ser las otras dos integrantes del podio).

17 de julio de 1959. Metropolitan Hospital de Nueva York.

En una cama agoniza Billie Holiday. En la puerta de la habitación un policía de custodia. No está para contener a los fans, para que no ingresen de improviso a la habitación; tampoco para impedir la incursión de algún paparazzi sin escrúpulos. Nadie va a visitarla. Está sola. El policía vigila a la moribunda, que hace semanas no puede ponerse en pie y a quien las fuerzas y la razón abandonaron hace días. Lo puso ahí un juez para prevenir la imposible fuga. Billie Holiday, al mismo tiempo, agoniza y está detenida por posesión de drogas ilegales.

Hay algo de perezosa metáfora en la situación. Hasta en su lecho de muerte, sufre la persecución policial y la soledad. Su corazón y su hígado no aguantaron más. Una cirrosis avanzada y una insuficiencia cardíaca son las causas de la muerte.

Al día siguiente, más de 3.000 personas la despidieron en el cementerio.

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