Los últimos instantes de Pablo Escobar con vida: el llamado a su suegra que lo condenó y la curiosa hipótesis del hijo

Los últimos instantes de Pablo Escobar con vida: el llamado a su suegra que lo condenó y la curiosa hipótesis del hijo

Pablo Escobar junto a sus hijos Manuela y Juan Pablo, y a su esposa Victria Henao(Victoria Eugenia Henao – Editorial Planeta)

 

Una medianoche de octubre de 1992, meses después de escaparse de la cárcel La Catedral, el todopoderoso Pablo Escobar, que siempre supo protegerse con sicarios asesinos para defenderse y también matar, llegó timorato y caracterizado con peluca, gorrita y anteojos espejados para que no lo reconocieran a la casa de su prima Luz en su barrio natal, La Paz, en Envigado, donde supo crecer como mafioso, empezando a hacerse fuerte y millonario.

Por Infobae

Ahora estaba en la mala, intentando sobrevivir a la persecución de sus enemigos, Los Pepes (Grupo paramilitar autollamado Perseguidos por Pablo Escobar), que lo buscaban ferozmente para liquidarlo como fuera. Era consciente de que solo le quedaba a su lado “Limón”, su fiel lugarteniente, y también Victoria Eugenia Henao, su mujer, y Juan Pablo y Manuela, sus hijos, a los que no podía ver ni hablarles por teléfono para no exponerlos, aunque sabía que también sus rivales querían hallarlos “para cortarlos en pedacitos y llevárselos en una bolsa”, como lo proclamaban sin tapujos.

Quería salvar su vida y la de los suyos, pero sabía que había perdido poder de fuego y eso lo desesperaba. Estaba acostumbrado a salir al frente y mandar a cortar cabezas, pero ahora debía ocultarse como un ladronzuelo de poca monta.

Luz lo recibió sorprendida pero se alegró con su inesperada visita. Estaba huyendo una vez más. Sabía que se arriesgaba yendo allí porque era uno de los sitios donde más se lo buscaba y se realizaban constantes allanamientos, pero pensó que era la última alternativa que le quedaba.

Luego de ingresar sigilosamente a la casa de su prima le pidió si estaba dispuesta a cuidarlo casi como cuando era un niño/adolescente. Luz lo miró a los ojos, los suyos se enrojecieron y le contestó que por supuesto, que para ella hacerlo representaría una gran alegría sin importarle los peligros que podrían venir.

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