“Estamos en un momento clave”, aseguran en el edificio del Servicio Exterior de la Unión Europea en la capital de Bélgica. Aún con un grado alto de escepticismo, lo cierto es que los preparativos ya comenzaron: se tratará de una misión técnica completa de 100 observadores para fiscalizar las elecciones presidenciales del 28 de julio.
Fernanda Kobelinsky
El Alto Representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell, ya había adelantado la posibilidad, pero ahora que el régimen de Maduro extendió la invitación formal a la UE, la preparación técnica ya está en marcha.
Sin embargo, el bloque europeo tiene condiciones claras: quiere independencia total, acceso al 100% de las mesas electorales y relación directa y sin trabas con la prensa.
Además, exigen lo que llaman “elecciones inclusivas”, que sólo se puede lograr con la participación activa de la oposición democrática.
Este punto es central, desde Bruselas entienden que por primera vez en mucho tiempo hay un candidato con respaldo unitario del arco democrático.
“Nos piden que participemos, nos piden apoyo y si ellos asumen el riesgo creemos que tenemos que intentarlo”, aseguran.
Insisten en que el esfuerzo -y al mismo tiempo el riesgo- de la oposición por una ruta electoral vale la pena la negociación. “Tenemos contactos directos casi diarios, nos piden que vayamos”, repiten.
“Se creó el espacio”, explican en Bruselas. “La pregunta del millón es si Maduro aceptará los términos”.
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