Tempestades, granizo y fuertes vientos: Emiten una nueva alerta en el aún inundado sur de Brasil

Tempestades, granizo y fuertes vientos: Emiten una nueva alerta en el aún inundado sur de Brasil

Voluntarios rescatistas navegan en una inundación en el río Gravataí, este martes en el barrio de Matias Velho, en Canoas, norte de Porto Alegre (Brasil). El Gobierno del estado de Rio Grande do Sul advirtió este martes de que el río Guaíba puede batir el récord histórico alcanzado la semana pasada, debido a las fuertes lluvias que cayeron en los últimos días. Las peores inundaciones que se recuerdan en la región ya han provocado más de 600.000 desplazados, 149 muertos y 127 desaparecidos. EFE/Sebastião Moreira

 

 

Hay riesgo de corte del suministro de energía eléctrica, de daños en plantaciones, de caída de árboles y de inundaciones, según la alerta





El Instituto Nacional de Meteorología de Brasil emitió una alerta por tempestades, granizo y fuertes vientos para este jueves y el viernes en el sur del país, en donde las inundaciones ya han dejado 164 muertos y 2,3 millones de damnificados.

De acuerdo con el organismo, las mayores precipitaciones se esperan entre la noche del jueves y la mañana del viernes en Rio Grande do Sul, el estado más afectado por las inundaciones.

Para ese período, están previstas lluvias de entre 30 y 60 milímetros por hora, y de entre 50 y 100 milímetros por día, así como vientos de entre 60 y 100 kilómetros por hora.

El organismo recomendó a la población que adopte medidas preventivas y reforzó la petición hecha por las autoridades a los desplazados para que no regresen a las viviendas que siguen inundadas.

Un hombre camina por una zona afectada por las inundaciones, este sábado en el centro histórico de Porto Alegre, estado de Rio Grande do Sul (Brasil). Las inundaciones en el sur de Brasil han llevado al límite al precario sistema de salud público, con hospitales cercados por el agua, pacientes siendo transferidos a las prisas y decenas de ambulatorios afectados por esta catástrofe climática, que deja hasta ahora 156 muertos y 94 desaparecidos. EFE/Andre Borges.

 

Las regiones más amenazadas son precisamente la sierra y el noroeste del estado, zonas que alimentan las cuencas fluviales que desembocan en el Guaíba, el río que baña Porto Alegre, la capital regional, que sigue parcialmente inundada a pesar del lento descenso del nivel de las aguas.

La cota del río en Porto Alegre descendió este jueves hasta 3,93 metros, casi un metro por encima de la cota de inundación, tras haber alcanzado un récord de 5,35 metros a inicios de mayo.

Según el último boletín de la Defensa Civil, las lluvias y las inundaciones han dejado 164 muertos y 806 heridos en las últimas tres semanas, mientras que 72 personas continúan desaparecidas.

Rescatistas reciben donaciones en una zona inundada este viernes en Canoas, región metropolitana de Porto Alegre (Brasil). El número de muertos por las devastadoras inundaciones que castigan al sur de Brasil llegó a 116 este viernes y el Gobierno alertó sobre unas fuertes precipitaciones previstas para el fin de semana, que pueden agravar aún más una situación que ya es crítica. Las previsiones en algunas regiones del estado de Rio Grande do Sul es que las lluvias alcancen entre sábado y domingo un volumen de 115 milímetros, lo cual volverá a presionar el nivel de ríos que ya están desbordados, dijo el ministro de Información, Paulo Pimenta, en una rueda de prensa junto a otros miembros del gabinete. EFE/Andre Borges

 

De los 2,3 millones de personas afectadas por el desastre climático, que corresponden a casi el 20 % de la población de Rio Grande do Sul, 65.762 están alojadas en refugios improvisados en escuelas, gimnasios e iglesias y otras 581.643, en casas de familiares o amigos.

Pese a que las aguas comenzaron a bajar en los últimos días, aún hay unos 174.000 residencias y establecimientos sin servicio de electricidad; 71 bloqueos totales o parciales en 40 carreteras y 493 escuelas cerradas.

La alcaldía de Porto Alegre aprovechó la bajada de las aguas del Guaíba para promover una campaña de limpieza de las calles que estaban inundadas y de retirada de barro acumulado que involucra a 800 barrenderos, 168 camiones y 30 palas mecánicas.

EFE