Richard Slayman, un estadounidense de 62 años que sufría una enfermedad renal en fase terminal, se convirtió en marzo de este año en el primer receptor de un trasplante de riñón de cerdo modificado genéticamente, todo un hito para la ciencia que tuvo lugar en el Hospital General de Massachusetts. Sin embargo la semana pasada, apenas dos meses después de la intervención, el paciente falleció, si bien el centro médico asegura que “no había indicios” de que la muerte se produjera a causa del trasplante.
Por Infobae
Tampoco lograron sobrevivir David Bennet y Lawrence Faucette, dos pacientes con una dolencia cardiaca terminal que no podían recibir un corazón humano debido a su enfermedad y otras patologías, por lo que decidieron probar suerte y aceptar la propuesta del Centro Médico de la Universidad de Maryland. Ambos recibieron un corazón de cerdo genéticamente modificado en una cirugía sin precedentes, pero fallecieron poco tiempo después. En el caso de Bennet, que murió en marzo de 2022, a los dos meses de ser intervenido, el corazón trasplantado estaba infectado de un virus porcino, según informó el equipo médico; mientras que en el caso de Fauccette, que falleció en noviembre del año pasado tras aguantar un mes y medio con el órgano animal, su cuerpo mostró signos de rechazo, aunque aún no están claras las causas de su muerte.
Actualmente solo hay persona trasplantada con un riñón de cerdo, Lisa Pisano, una mujer estadounidense de 52 años que fue intervenida a finales de abril. En su caso, además, también le implantaron quirúrgicamente una bomba cardíaca mecánica y, de momento, sobrevive.
Riesgos y esperanzas
A pesar de esos tres fallecimientos, los xenotrasplantes -trasplantes efectuados entre miembros de diferentes especies- representan un importante avance científico y dan esperanza a los pacientes que esperan un órgano vital, pero también conllevan riesgos y aún falta mucho por investigar. En realidad, tal y como informan desde el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la idea surgió hace más de 30 años, a principios de los año 90, como una estrategia para paliar las reducidas tasas de d
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