Detrás de Elon Musk, uno de los empresarios tecnológicos más visionarios e innovadores de la actualidad, se esconde un pasado lleno de situaciones extremas, dolorosas y traumáticas. Su infancia en Sudáfrica lo marcó para siempre, y forjó el carácter y la personalidad de una de las personas más influyentes del planeta.
Por infobae.com
El creador de SpaceX y Neuralink estuvo expuesto a un entorno marcado por el bullying, las agresiones físicas ?al punto de necesitar cirugías reconstructivas? y el hostigamiento por parte de sus compañeros de colegio. Ese ambiente hostil se replicaba en la casa, con el maltrato psicológico de su padre, Errol Musk.
Pero si hubo una experiencia crucial que marcó de manera indeleble su carácter y resiliencia futuros, fue haber asistido a un campamento de supervivencia conocido como veldskool (algo así como “escuela de campo”), que él mismo describe como una versión paramilitar del clásico de la literatura inglesa El señor de las moscas.
Mucho antes de lograr hazañas que se creían imposibles para la humanidad, Elon tuvo que aprender a sobrevivir entre palizas, escasas raciones de comida y agua, y hasta muerte. ¿A cuánta violencia estuvo expuesto el fundador de PayPal, Tesla Motors, SpaceX, SolarCity, Hyperloop, Neuralink? Musk sabe que mucha.
“Aquello era demencial y alucinante”, recuerda Musk en su biografía. Es que en este ambiente hostil se fomentaba la rivalidad entre los niños, a quienes se les proporcionaba apenas la mínima ración de comida y agua, instigándolos a pelear entre sí para conseguirlos. ¿Cómo se resolvía? A puñetazos.
Estos son algunos de los escalofriantes detalles que aporta la biografía titulada Elon Musk, de Walter Isaacson. En un relato impactante y revelador, el libro cuenta los secretos más íntimos y desconocidos de la vida de Elon Musk, uno de los empresarios más importantes de la actualidad.
Sobrevivir al dolor
La primera vez que Musk asistió al campamento de supervivencia fue a los 12 años. Corrían los primeros años de los 80 en Sudáfrica y, subido a un autobús, Elon se adentraría en la extensa naturaleza africana para aprender a sobrevivir, pero a límites impensables.
Según relata Kimbal, su hermano menor, en el libro de Isaacson, el acoso y la violencia eran vistos prácticamente como habilidades a desarrollar; los más grandes y fuertes no tardaban en dominar a los más pequeños mediante la fuerza.
“El matonismo se consideraba una virtud”, describe Kimbal y agrega que los niños mayores aprendían rápidamente a dar puñetazos en la cara a los más pequeños. ¿Por qué debían luchar? Por una ración mínima de comida y agua.
Elon, quien por aquel entonces era un niño de baja estatura y no particularmente diestro en el manejo de sus emociones, fue víctima de brutales agresiones físicas (recuerda especialmente dos). También llegó a perder cerca de cinco kilos debido al estrés y la falta de alimentos.
Al finalizar la primera semana en el campamento de supervivencia, los niños fueron divididos en dos grupos y se les dio una directiva concisa y aterradora, según se cuenta en el libro: debían atacarse mutuamente.
Esta situación venía acompañada de un macabro recordatorio por parte de los monitores sobre el destino fatal que cada ciertos años alcanzaba a alguno de los participantes, como una advertencia para no mostrar debilidad ni torpeza.
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