Nicolás Maduro mandó 300.000 juguetes a los niños más necesitados de Táchira, pero la mayoría eran muñecos de él y de su esposa Cilia Flores, ambos disfrazados de superhéroes. El gobernador de Táchira, Freddy Bernal, afirmó la semana pasada que era un “gran esfuerzo” para darles una Navidad feliz, a pesar del bloqueo y la crisis económica.
Anggy Polanco / Corresponsal lapatilla.1eye.us
Pero la oposición tachirense no se quedó callada y condenó esta acción. Jesús Salcedo, dirigente de Primero Justicia, la calificó como una burla y un intento de adoctrinar a los niños. “Esos muñecos son el símbolo de la miseria, la tristeza y la falta de todo lo que padecemos en este país. Son la causa por la que muchos niños no tienen a sus padres con ellos, ni hallacas, ni cena navideña”, dijo.
Salcedo aseguró que Bernal trajo más muñecos que votos y que los niños los recibieron sin saber lo que significan. “Son personas que nos han traído hambre, división y nostalgia. Les aconsejo a las familias que les echen agua bendita o que les cambien el nombre. Yo sé de una niña que le puso Luisa a la muñeca para no relacionarla con Cilia Flores”, relató.
Salcedo también acusó a Maduro de querer crear una imagen de superhéroes, siguiendo la agenda del Foro de São Paulo, que busca idolatrar a los que mantienen el poder en Venezuela.
Luis Pineda, también de Primero Justicia y diputado del Consejo Legislativo del Táchira, denunció que los tachirenses pasaron una Navidad triste, sin servicios básicos, sin recursos para hacer la cena completa y sin el pan de jamón que está muy caro.
“En este escenario tan complicado, vemos cómo tanto el Gobierno nacional y regional juega con la necesidad de la gente. No basta con quitar el agua y la luz, no basta con encarecer la vida, sino que aun así ponen a la gente para darle unos regalos que cuando los niños los destapan, se consiguen unos muñecos de Maduro y Cilia, que lo que hacen es reafirmar la tristeza”, dijo Pineda
Este martes, durante un recorrido por el sector de Barrio Obrero en San Cristóbal, se observó que en una vivienda donde repartían el Clap, los muñecos estaban exhibidos junto a otros juguetes, mientras que las personas recibían la bolsa de comida.