La Navidad en Nueva York, como en el resto de las grandes metrópolis del mundo, ha perdido casi por completo su original sentido religioso y se reduce a poco más que un pino decorado con figuritas intrascendentes y luces, así como coronas vegetales, aunque en esta ciudad la corrección política llega a extremos un tanto peculiares.
Sirva este ejemplo: películas como ‘Home Alone’ (‘Solo en casa’) o ‘Christmas Cabin Fever’, de la saga del Wimpy Kid (‘Diario de Greg’, en español) ya no pasan el filtro de lo aceptable en una escuela pública de Nueva York, donde tanto el alumnado como el profesorado tiene procedencias y religiones diversas.
Y aunque son anecdóticas en ‘Home Alone’ las referencias cristianas a la Navidad, la dirección de esta escuela del Upper West Side considera que “puede herir las sensibilidades religiosas” de algunos alumnos y ha vetado las que puedan ser vistas como películas navideñas, según el testimonio de un alumno recabado por EFE.
‘Felices fiestas’ suena mejor que ‘feliz Navidad’
El tradicional saludo de ‘Feliz Navidad’ (‘Merry Christmas’) ya cayó en desuso: en esta ciudad poblada por gentes de todas las razas y religiones se ha optado hace tiempo por el más neutral ‘Felices fiestas’, y las escuelas ya no dan ‘vacaciones de Navidad’, sino ‘vacaciones de invierno’.
En la lengua inglesa, la palabra ‘Christmas’ (la misa de Cristo, en su origen) remite necesariamente a la figura de Jesucristo, lo mismo que en español la Navidad significa la fecha del nacimiento (natividad) de Jesús, una celebración con la que muchos neoyorquinos pueden no identificarse.
Se calcula que en Nueva York viven 1,6 millones de judíos, 800.000 musulmanes y 400.000 hindúes, y al menos en estos dos últimos casos son poblaciones con un crecimiento exponencial en los próximos años, aunque es difícil que pongan en peligro la mayoría cristiana de 4,8 millones de personas.
El fenómeno no es exclusivamente neoyorquino, ya que algo parecido sucede en Londres, París o cualquier otra gran urbe que durante siglos ha sido fundamentalmente cristiana y ahora tiene grandes comunidades que profesan otros credos, mientras que las cristianas -católicas lo mismo que protestantes- viven un creciente proceso de desapego religioso.
Pinos navideños y Janukas judías
La fecha de Navidades suele coincidir en el calendario con la Januka judía -principios de diciembre-, que en Nueva York es visible por la exhibición de la menora, el candelabro de siete brazos que se convierten en nueve en estas fechas.
Las menoras se pueden ver en numerosos lugares en Nueva York, junto a los pinos navideños, pero incluso estos árboles han perdido la simbología cristiana, y es difícil encontrar entre sus luces y muñequitos alguno relativa al nacimiento de Jesús, sea el propio Niño Jesús, la virgen María, los animales del pesebre o hasta la estrella de Belén.
Es cierto que Nueva York, ciudad fundada por protestantes holandeses, vive en general ajena a la imaginería cristiana asociada al catolicismo, y por ello solo en algunos barrios italianos o latinos puede uno encontrar nacimientos -San José y la virgen, el buey y la mula, los Reyes Magos…- en lugares públicos, casi siempre junto a iglesias.
Pero incluso personajes más ‘neutros’ como el Papá Noel (‘Santa’ en inglés, de Santa Claus) han perdido presencia pública en la ciudad en beneficio de símbolos cada vez más asépticos, tanto que parece que la Navidad es solo sinónimo del invierno y el frío.
Y así, las figuras navideñas que cuelgan de los árboles o de las coronas vegetales en las puertas son solo estrellas de hielo, muñecos de nieve, bolitas brillantes o figuras de renos, además de miles de bombillas LED, mientras que el Papá Noel poco a poco pierde el terreno que ganan los soldaditos de plomo. EFE