El sindicato de actores de EE.UU. (SAG-AFTRA) ratificó este martes su nuevo convenio colectivo con los estudios y plataformas de ‘streaming’ para poner fin oficialmente a una parálisis de la industria de Hollywood que se ha prolongado durante más de seis meses con pérdidas millonarias.
“Cerramos uno de los capítulos más importantes de la historia reciente de la industria del entretenimiento (…) Este contrato marca el comienzo de una nueva era”, rezaba el comunicado de SAG-AFTRA en el que se anunciaba que el 78,33 % de los actores sindicados votó a favor y el 21,67 % en contra.
En busca de mejores condiciones laborales y una regulación concreta del uso de la inteligencia artificial (IA), entre otros aspectos claves, el sindicato de intérpretes decidió cesar sus actividades el pasado 14 de julio en la que sería la primera huelga conjunta del sector en seis décadas.
Y es que aproximadamente dos meses y medio antes, el gremio de guionistas de Hollywood (WGA) se había marchado a los piquetes ante la falta de acuerdo con la Alianza de Productores de Cine y Televisión de EE.UU. (AMPTP) en apartados prácticamente calcados a los que preocupaban a los actores.
Esta situación de bloqueo trajo consigo unas pérdidas de, al menos, 6.500 millones de dólares para la economía californiana y el despido de 45.000 trabajadores -incluidos profesionales del transporte, logística, vestuario o maquilladores-, según la Oficina de Estadísticas Laborales (Departamento de Trabajo de EE.UU.).
Hasta que a finales del pasado mes de septiembre, los escritores de Hollywood consiguieron llegar a un consenso con la AMPTP que sirvió para allanar el camino a los intérpretes y conseguir salvar así la temporada televisiva y el calendario de películas para 2024.
El sindicato de actores alcanzó el pasado 8 de noviembre un acuerdo provisional con los estudios para renovar su convenio colectivo que terminó con 118 jornadas de huelga.
Apenas 48 horas después, el comité negociador de SAG-AFTRA confirmó que la junta directiva aprobaba mayoritariamente -86 % de sus integrantes- este documento de 128 páginas y que los 160.000 sindicados tenían de plazo hasta este martes, 5 de diciembre, para aprobarlo.
El contrato ya ratificado, con vigencia desde el 9 de noviembre de 2023 hasta el 30 de junio de 2026, contempla un plan de mil millones de dólares en nuevos salarios y financiación de planes de sanidad o pensiones.
Además, incluye un aumento inmediato del 7 % en la remuneración mínima para actores generales este año -del 11 % en el caso de los figurantes- acompañada de subidas del 4 % en julio del año que viene y del 3,5 % ese mismo mes de 2025.
Una cláusula “razonablemente específica” contra la IA
Los apartados más problemáticos fueron la exigencia de una regulación específica que protegiera a los actores ante la IA y una mejora de los derechos residuales, bonificaciones adicionales que recibe cada profesional cuando la producción en la que ha trabajado vuelve a estrenarse en una plataforma o mercado.
El comité negociador -con la presidenta Fran Drescher y el jefe de la ejecutiva nacional Duncan Crabtree-Ireland a la cabeza- y los estudios -capitaneados por magnates como el codirector ejecutivo de Netflix, Ted Sarandos, o el consejero delegado de Disney, Bob Iger- protagonizaron intensos tira y afloja hasta llegar a un entendimiento.
La utilización sin consentimiento de la IA, capaz de replicar digitalmente a intérpretes tomando como base escenas anteriores, quedó solventada momentáneamente con una cláusula “razonablemente específica” que permitirá a los actores decidir si se prestan a ello recibiendo un mayor caché.
Reconocimiento a producciones de éxito en ‘streaming’
En cuanto a los derechos residuales, SAG-AFTRA se afanó en que esos pagos fueran financiados con un 2 % de los ingresos que los servicios de ‘streaming’ reciben por cada nuevo suscriptor, pero esto fue rechazado taxativamente por AMPTP hasta el punto de hacer tambalear la negociación.
Ahí entraron en juego los conocidos actores de tipo A como George Clooney, los mejores pagados de la industria, que presionaron a la directiva de SAG-AFTRA para que aceptara la que, según los propios estudios, era la “última, mejor y definitiva” propuesta sobre la mesa.
Los actores aceptaron un pago extra para las producciones de éxito en las plataformas, es decir, aquellas que sumen durante los primeros tres meses en su país de origen un total de visualizaciones equivalente al 20 % de los abonados nacionales de la plataforma en cuestión.
Esta remuneración supondrá duplicar los residuales que ya cobraban los actores y que ahora se repartirá el 75 % para los intérpretes y el 25 % para un fondo entre el resto de miembros del sindicato, que espera embolsarse unos 40 millones de dólares al año.
Dudas en torno al futuro del sector
Expertos en economía y tendencias digitales como Kevin Klowden, jefe de estrategia global de Instituto Milken de California, expresaron a EFE sus dudas sobre si el contenido de este acuerdo servirá para satisfacer las necesidades de la industria durante los próximos tres años.
“Una de las principales razones por las que los estudios se opusieron a las exigencias iniciales sobre los ingresos residuales fue su propia incertidumbre con respecto a los ingresos del ‘streaming’. Eso y la cuestión de los constantes cambios tecnológicos no van a modificarse”, explicó Klowden.
A falta de poco más de un mes para que la temporada de premios dé el pistoletazo de salida con la 81 edición de los Globos de Oro, Hollywood buscará volver a la normalidad lo antes posible y recuperar el pulso con estrenos presumiblemente taquilleros como las segundas partes de ‘Dune’, ‘Beetlejuice’ o ‘Joker’.
Según el especialista en entretenimiento Mark Young, de la Escuela de Negocios Marshall (Universidad del Sur de California), la industria se enfrenta ahora al reto de hacer valer la originalidad de sus creaciones frente a imágenes generadas por IA.
“Lo único que juega a favor de los actores es su fama. Los fans quieren interactuar con personas reales, no con imágenes generadas por IA”, expresó con optimismo Young sobre el futuro del sector. EFE