La angustia de no saber cuál ha sido el destino de su primogénita tiene desconsolada a una madre guatemalteca que cruzó el río Bravo la noche del 24 de noviembre junto a sus dos hijas y su pareja.
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Dice que días antes, Jazmín, de 15 años, había comprado unos aretes de la Virgen de Guadalupe y aunque no estaba muy entusiasmada de emprender el viaje a Estados Unidos, se los puso antes de cruzar.
“Solo le dije ayúdame, dame fuerzas para terminar este sueño. Te prometo que en el otro lado vamos a tener una vida mejor”, contó la madre sin imaginar que de un segundo a otro el río la separaría.
“Yo me fui. El río me arrastró. Me fui a como pude vi una mochila, me agarré de la mochila y fue como pude”.
A solo unos pasos de pisar suelo firme en Texas, la corriente comenzó a arrastrar a Jazmín mientras ella sostenía la mano de su hermana menor.
“Ella me soltó y cuando me soltó me dijo que me cuidara y que ella iba a estar bien. Y soltó su mochila y empezó a nadar para la orilla”, relató entre llantos la hermana.
La mayor esperanza de esta madre es que Jazmín haya corrido con la misma suerte y se haya salvado. Entre lágrimas esta madre destrozada, lo primero que hizo al llegar a este punto con agentes fronterizos fue pedirles que por favor buscaran a su hija. Sin embargo, ellos no le hicieron caso.
Por ahora, autoridades de ambos lados de la frontera no han recuperado el cuerpo de ningún menor con las características de Jazmín.