“Un alumno falso perderá plaza en la universidad”, es el título de un artículo de Independent del 19 de septiembre de 1995. El estudiante al que refiere la noticia, un escocés que se hacía llamar Brandon Lee, había desafiado a su documento y, con suma astucia, engañado a todo un colegio.
Por: Clarín
Un día como cualquiera de 1993, los estudiantes de la Bearsden Academy recibieron asombrados a su nuevo compañerito: Brandon Lee. Su nombre les causaba risa. El mes anterior, el hijo de Bruce Lee había fallecido accidentalmente mientras rodaba El cuervo.
Tenía más arrugas de lo normal y su cabello era escaso. Era más alto que el resto y ostentaba un vocabulario superior. Sin embargo, él no hacía distinciones entre alumnos y autoridades: les decía a todos que tenía 15 años.
El tiempo acomodó las cosas. Los niños, profesores y hasta el director de la escuela, Norman MacLeod, lo aceptaron como tal.
Brandon les contaba a sus compañeros que había llegado desde Canadá, donde su madre, ya fallecida en aquel entonces, había trabajado como cantante de ópera. Y que cuando se quedó solo lo enviaron a vivir con su abuela a Bearsden.
A medida que pasaban los meses, su hambre de diálogo le empezó a jugar en contra. Con pequeños gestos y nimias intervenciones, Brandon iba exponiendo sin querer que su capital cultural era mucho mayor al de los niños con los que compartía aula.
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