La Fundación Vivarium relató este jueves el caso del niño Dankleiber Chinchilla, de tres años y residente de Valera, estado Trujillo, que fue mordido por una serpiente mapanare en sus partes íntimas.
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“El día 6 de noviembre una Dra. del estado Trujillo reporta en nuestro grupo de WhatsApp un accidente de un niño de 3 años con un accidente ofídico por mordedura de serpiente en sus genitales, causando gran alarma para nosotros por la gravedad que se venía para este niño”, informó la fundación en su cuenta de X.
El pequeño ingresó “a emergencia pediátrica del Hospital de Valera y la inflamación de su glande era tal que ponía en riesgo su pene y debía ser tratado a gran velocidad”.
La Fundación Vivarium no dudó en asistir el caso debido a que se trataba se una familia humilde sin recursos.
“Nos ponen en contexto, nos envían las imágenes y nos erizan la piel al mirar lo grave de la lesión, para suerte había antídotos y se le cumplieron los tres necesarios para neutralizar el poderoso veneno de la mapanare”, detalló la fundación.
El niño permaneció por cuatro días en coma inducido dentro de una Unidad de Cuidados Intensivos. “Su pene se oscurecía producto del daño tisular causado por la acción proteolítica y necrosante del veneno de la serpiente”, recordó la organización.
El paciente se mantenía “hemodinámicamente estable” pero con la preocupación por el futuro de sus genitales y su corta edad.
“Muchas personas nos enviaron fondos para costear la ayuda al caso y todo lo que requería se le fue cubierto: cremas, pañales, centros de cama, gasas para sus curas”, aseguró Fundación Vivarium.
Cuando por fin el pequeño salió del coma, la madre lo visitó y alertó a los médicos que su hijo estaba extraño, que se le dificultaba comer y sus movimientos eran erráticos.
Un neurólogo lo consultó y solicitó un TAC de cráneo, que arrojó un edema cerebral benigno, que fue tratado oportunamente.
El día 20 de noviembre Dankleiber evidenció síntomas de estar plenamente recuperado y dos días después recibió el alta médica “con una extraordinaria recuperación de sus tejidos y sin ningún daño neurológico”.
En definitiva, el cuidado oportuno de sus padres, los especialistas médicos, la Fundación Vivarium y mucha fe, le dieron una segunda oportunidad al chico.