Guadalupe Fernández Valencia, alias “La Patrona”, fue condenada a 10 años de prisión en agosto de 2021 en Chicago, Estados Unidos, por su vinculación con el tráfico de drogas y el lavado de dinero.
Por Rossana Marín | Infobae
Fernández Valencia, de 60 años, trabajó durante más de tres décadas bajo las órdenes de Joaquín “El Chapo” Guzmán, liderando las operaciones de una de las organizaciones criminales más grandes a nivel global: el Cártel de Sinaloa.
El perfil de Valencia, la única mujer implicada en el proceso que llevó a la condena de “El Chapo” en febrero de 2019, destaca en el mundo del crimen organizado, donde generalmente la atención mediática se centra en los hombres, convirtiéndose en el rostro de una ola cada vez más creciente de mujeres narcotraficantes en América Latina.
Con una vida marcada por lidiar con jefes de operaciones multimillonarias y colaborar con Jesús Alfredo Guzmán Salazar, conocido como Alfredillo, hijo de El Chapo, Valencia desempeñó un papel fundamental en el proceso completo de distribución de drogas. Alfredillo se encuentra prófugo y la cooperación de Valencia con las autoridades estadounidenses, ha sido clave en las investigaciones.
En el libro “Narcas: el ascenso secreto de las mujeres en los cárteles latinoamericanos”, Deborah Bonello, una periodista maltesa-británica que vive desde hace casi dos décadas en América Latina e investiga el crimen organizado en la región, destaca la influencia y la creciente participación de cada vez más mujeres en los cárteles de droga, desafiando roles de género y alterando el enfoque de las investigaciones criminales.
Bonello, también directora editorial para Latinoamérica de VICE News, ilustró en su libro cómo muchas mujeres han sido invisibilizadas o estereotipadas, pese a sus funciones como líderes y operadoras en estas organizaciones delictivas.
Las perspectivas de Bonello y otros expertos indican que las mujeres han mostrado un comportamiento diferenciado del de los hombres en actividades delictivas, escapando muchas veces al arquetipo de víctimas o acompañantes. Esto se ve reflejado, según la escritora y periodista, en el aumento notable de mujeres encarceladas por delitos vinculados al crimen organizado en Latinoamérica en la última década.
“Siempre he cubierto el tema como periodista desde que llegué a México hace 15 años. Sin embargo, veía que las narrativas sobre las mujeres en el tema eran muy escasas y que durante años se las ha visto limitadas en el crimen organizado como esposas, novias, víctimas, obligadas a delinquir”, dijo Bonello en una entrevista con la BBC.
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