A primera vista, el condado de Starr, en Texas, es un lugar tranquilo.
Por BBC
Sus colinas, suavemente onduladas, están cubiertas de mezquites y arbustos de poca altura entre los que se cruzan pequeños barrancos y arroyos, y muchos de sus pueblos parecen sacados de las viejas películas del Oeste.
La frontera con México nunca está lejos. En los días tranquilos de pueblos como Roma, los residentes y visitantes pueden oír charlas ruidosas, niños jugando o gallos cantando al otro lado del Río Grande.
Durante décadas, el entorno del condado, su proximidad al río y el acceso a las autopistas lo han convertido en un concurrido punto de paso para los emigrantes y, ahora, en el centro del acalorado debate sobre la seguridad fronteriza en Estados Unidos.
El gobierno del presidente Joe Biden anunció hace unas semanas que construirá un nuevo tramo de aproximadamente 32 km de muro fronterizo en la zona. Un anuncio que contrasta con la declaración del entonces candidato Biden en 2020 de que no construiría “ni un metro más de muro” como presidente. Detuvo la construcción en su primer día en el cargo.
Aunque el presidente Biden y funcionarios del gobierno afirman que la nueva sección del muro fronterizo se está construyendo a regañadientes -debido a fondos asignados por el gobierno de Donald Trump en 2019-, el anuncio desató una vez más un intenso debate sobre la controvertida medida de control fronterizo que fue una política emblemática del entonces presidente Trump.
Lea más en BBC