Terror, angustia y dolor: lo que viven las parturientas que ven morir a sus bebés en un hospital de Venezuela

Terror, angustia y dolor: lo que viven las parturientas que ven morir a sus bebés en un hospital de Venezuela

Al Hospital Central de Maturín acuden pacientes provenientes de zonas muy alejadas de la capital monaguense y de bajos recursos que deben hacer todo a su alcance para comprar insumos y medicamentos. Foto: Archivo

 

En la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales del Hospital Universitario Dr. Manuel Núñez de Maturín, una bacteria está acabando con la vida de los recién nacidos que allí ingresan.

Por: Jefferson Civira / Corresponsalía lapatilla.1eye.us





Esta situación viene registrándose desde hace varias semanas, y lo que hasta ahora ha declarado el director del hospital, Juan Carlos Gómez, a través de una nota de prensa es que “es muy importante que tanto familiares como allegados al paciente sepan y entiendan que el principal foco de contaminación dentro de un centro hospitalario es lo que viene desde afuera, lo que se agudiza si no se cumplen las medidas de control sanitario”.

La Autoridad Única de Salud de Monagas, Yérika Alzolay, dio las directrices para la creación del Comité de Control de Infecciones Asociadas a la Atención en Centros de Salud, con lo cual se deduce que desde esa instancia admiten la grave situación.

La alarmante cantidad de niños fallecidos se dio a conocer a través de las redes sociales, donde una mujer denunció el deceso de su sobrino, quien nació con ocho meses de gestación y tras cinco días recluido en el principal centro de salud de Monagas, falleció por sepsis a consecuencia de una infección por Klebsiella pneumoniae, una bacteria multirresistente y, por ende, muy difícil de erradicar y combatir.

Páginas especializadas afirman que este tipo de bacterias son muy frecuentes en los hospitales y clínicas, porque son capaces de adherirse a las superficies plásticas y se propagan fácilmente a través de las manos contaminadas del personal sanitario. Los expertos en materia de salud advierten que la bacteria Klebsiella pneumoniae, se ha convertido en un problema a escala global debido a la resistencia a los antibióticos que ha desarrollado este patógeno.

Este microorganismo también suele transmitirse a través del contacto con materiales que han quedado contaminados como catéteres, sondas o ventilación asistida, así como la superficie de quirófanos. En el caso del Hospital Central de Maturín, los bebés que ingresan a la Unidad de Cuidados Neonatales dan positivo al examen de hemocultivo que los padres deben pagar en un laboratorio privado.

Muchos bebés fallecidos

 

En la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales, familiares y madres de bebés fallecidos, afirman que son muy pocos los que salen con vida. Foto: El Pitazo

 

Andreína Aray, quien se viralizó por un post publicado en la red social X (antes Twitter), reseñó que su hermana ingresó la semana pasada, luego de que el parto se adelantara. Le realizaron una cesárea de emergencia el día 25 de octubre y el bebé presentó un distrés respiratorio, un trastorno de los recién nacidos prematuros en el cual los sacos de aire (alvéolos) de sus pulmones no permanecen abiertos por la falta o la producción insuficiente de la sustancia que los cubre.

“Nuestro bebé, porque así lo asumimos por ser el primer hijo, sobrino y nieto, era esperado por toda la familia. Nació pesando 2 kilos 300 gramos. En esos 5 días vivimos el terror, porque vimos fallecer a más de 15 niños por hemorragia pulmonar a causa de esta bacteria. Muchos de los casos no tenían para pagar el hemocultivo que cuesta 30 dólares, pero los pocos que pudieron costearse, dieron positivo a esta bacteria”, contó Aray, tía de uno de los tantos neonatos que han fallecido en el Hospital de Maturín.

Cuestionó que en el centro de salud no hay un sistema de control para erradicar esta bacteria, al tiempo que señaló que en el nosocomio no se pueden realizar ningún tipo de exámenes, porque carecen de reactivos e insumos.

En tal sentido, todos los estudios de laboratorio deben realizarlos en instituciones privadas. Aray manifestó ver con dolor cómo muchos padres no podían pagar esos exámenes, entre ellos, el de gases arteriales que eventualmente lo realizan en el hospital. El resto de los otros estudios se efectúan fuera del centro asistencial y el laboratorio más económico cuesta 60 dólares.

Exámenes de rutina como úrea, creatinina, PCR, VDRL, hematología, entre otros, tampoco los están haciendo en el laboratorio del hospital y casi de manera interdiaria deben realizarlos.

Muchos padres apenas tenían para comer, manifestó la ciudadana. Agregó que los progenitores deben dormir en muy malas condiciones incluso en el suelo, con la esperanza de que sus bebés salieran con vida.

“Las autoridades prácticamente se burlaron de nosotros porque saben lo que está pasando, lo que se vive a diario, la angustia que vivimos los familiares y no hacen nada para detener esta mortalidad neonatal. En cualquier otro país del mundo esto sería una alarma epidemiológica, pero las autoridades se hacen los ciegos, sordos y mudos. Aunque ya no nos pueden devolver a nuestro bebé, sí se podrá evitar más muertes, por lo que quiero que el Gobierno tome cartas en el asunto”, narró Aray.

Zonas insalubres

En relación a las áreas donde se encuentran las madres una vez que dan a luz, indicó que no cuentan con agua a pesar de que es imprescindible para asearse, por lo que afirma que están expuestas a una gran contaminación. Añadió que no se limpia diariamente el área y los baños se encuentran en condiciones deplorables, por lo cual muchas madres desean que les den el alta médico para salir de allí.

“Ni se imaginan las condiciones que se encuentran los baños. Hay ratas que se ven por los techos que se están cayendo y las paredes están llenas de moho, y no es justo que una madre que luego de dar a luz, tenga que estar viviendo todo lo que allí se vive”, manifiesta Aray.

Sin datos oficiales

El presidente de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría, Huniades Urbina, señala que el último anuario publicado en 2016 por el Ministerio de Salud, notificó la muerte de 141 menores de un año de edad, cifra que equivalía al 68 % de la mortalidad neonatal total.

Añade que las causas más frecuentes de los decesos son: sepsis, neumonía, enfermedad de membrana hialina, todas prevenibles con efectivos programas de salud.

El médico intensivista y también vicepresidente de la Academia Nacional de Medicina, al ser consultado acerca de la situación que ocurre en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales, recomienda que se debe cerrar esa área, lavar absolutamente todo, desinfectar y al reabrir, extremar las medidas de asepsia, teniendo siempre agua y jabón básico.

De igual forma, añade que hasta tanto no se haga un cultivo bacteriológico de las superficies, lo que duda mucho que hagan, lo más probable es que todo quedará en suposiciones.

Expone como ejemplo lo que ocurre en el Hospital Doctor Luis Ortega de Porlamar, donde se han registrado muertes neonatales, situación que atribuye a la falta de asepsia adecuada en las instalaciones, que tampoco cuenta con agua ni jabón para el lavado de manos, entre otras medidas de higiene.

 

Una de las madres a pesar de haber tenido todos los controles de su embarazo, su bebé contrajo la bacteria Klebsiella pneumoniae luego de haber sido ingresado a la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales. Foto: Jefferson Civira

 

Días agobiantes

Milena Alarcón, madre de uno de los tantos bebés fallecidos, narró la pesadilla que vivió durante los 17 días que estuvo hospitalizada junto a su pequeño. El 4 de octubre dio a luz en un parto adelantado, por lo que fue considerada como prematura e ingresada a la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales del Hospital Central de Maturín por presentar insuficiencia respiratoria.

Una vez ingresada, le ordenan realizar un examen de hemocultivo, una prueba de sangre para detectar una bacteria. Su familia desconoce porqué asumieron que presentaba esa bacteria y quisieron responsabilizar a la madre por presentar una infección urinaria durante el embarazo.

No obstante, la progenitora asegura que esa infección fue tratada y curada, pero aún así alegaban que era su culpa. Aunque a la bebé le hicieron una serie de exámenes de laboratorio, la bacteria que la madre presentó durante la gestación, nunca le apareció al neonato.

“A la bebé le hicieron muchos estudios y le aplicaron un sinnúmero de tratamientos, porque insistían que era la bacteria que yo presenté y casi que interdiario le aplicaban más de tres tipos de antibióticos que le fueron degenerando sus órganos. Cuando finalmente aceptan que la bacteria que los médicos asumían no era, deciden repetirle el hemocultivo, y aparece la bacteria clínica Klebsiella pneumoniae, responsable de la muerte de mi niña. Le colocan una vía central para tratar la infección por ser una bacteria multirresistente y ninguno de los antibióticos que le pusieron, no le hicieron nada”, sostuvo Alarcón.

Aseveró que una vez puesta la vía central, los riñones de la bebé comenzaron a fallar por los tratamientos, empieza a presentar sangrado y al día siguiente, el 21 de octubre, la neonato falleció.

Lamenta que los bebés que son ingresados a la Unidad de Cuidados Neonatales presentan el mismo tipo de bacteria, y aunque algunos niños logran recuperarse, al seguir recluidos en esa unidad, se contaminan con otra bacteria.

Aseguró que entre el jueves 19 y el sábado 21 de octubre, murieron ocho niños, entre ellos la suya, lo que considera nada normal, y lo que le piden para contrarrestar la bacteria son cloros comerciales, desinfectantes y hasta vinagre para “descontaminar el área”.

“Como madre responsable, me parece ilógico que pidan esos artículos porque dicen que con eso se va a matar la bacteria, pero esas bacterias son resistentes y se producen por la intubación a los niños, porque fue lo que investigué. En mi caso, pude extenderle el tiempo de vida a mi niña, pero hubo otros que no, porque sus hijos eran físicamente más sensibles o simplemente no tenían los recursos. Solo comprarle un frasco de inmunoglobulina cuesta 320 dólares, que debe ser suministrado por la Dirección Regional de Salud. En esos 17 días pude ver morir mucho más de 20 neonatos y en el acta de defunción presentan la misma bacteria, eso no es normal”, comentó la madre afectada.

La morgue: una película de terror

Daymar Silva, tía de otro de los tantos bebés fallecidos, también quiso exponer el caso de su cuñada que ingresó el 25 de octubre para una cesárea de emergencia y en horas de la noche, su sobrino por ser prematuro, ingresa a la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales. Contó que al pequeño se le produce una hemorragia digestiva. Sin embargo, es en horas del mediodía del siguiente día cuando a sus familiares le informan del sangrado.

“Nos mandaron a hacer un hemocultivo y sale positivo con la bacteria Klebsiella pneumoniae, la misma que le sale a todos los niños que están allí. Los niños comienzan a fallecer por hemorragia digestiva o pulmonar, que en este último caso fue que murió mi sobrino y es el mismo diagnóstico que le ponen a todos los bebés en su acta de defunción, porque así pude verlo. Otra cosa es la morgue, que es una película de terror: los cadáveres en el piso, sangre por todos lados, malos olores y muchas moscas, aparte de que hay que entrar con la linterna, porque no hay luz”, expuso Silva.

Hizo un llamado a las autoridades chavistas para que se aboquen a atender esta situación que califica de grave, no solo en Cuidados Neonatales, sino en el área donde están las mujeres recién paridas, que presenta condiciones poco confortables. Algunas pacientes las ubican hasta en sillas de ruedas por falta de camas. Aunque está consciente de que su sobrino era un bebé prematuro, no justifica que del 25 de octubre, cuando ingresó su sobrino a Cuidados Neonatales, y el 29 de octubre, día en que falleció, vio morir 11 neonatos.

Las entrevistadas para este reportaje coincidieron en que los días que estuvieron en el Hospital Universitario Dr. Manuel Núñez, ninguna autoridad del centro de salud o jefe del servicio, les informaran sobre la grave situación con los recién nacidos, como tampoco lo hizo la Autoridad Única de Salud en Monagas, Yérika Alzolay.

 

En las actas de defunción, las causas de muerte de los neonatos son casi las mismas: shock hipovolémico o shock séptico causado por la bacteria Klebsiella pneumoniae. Foto: Jefferson Civira