Al menos dos docenas de militares estadounidenses con base en Irak y Siria resultaron heridos en ataques con aviones no tripulados la semana pasada que, según las autoridades, fueron lanzados por grupos proxy respaldados por Irán.
Por New York Post
El mayor ataque llevado a cabo contra una base estadounidense fue el 18 de octubre, cuando 20 soldados sufrieron “heridas leves”, después de que numerosos drones unidireccionales atacaran la guarnición de al-Tanf en el sureste de Siria, dijeron funcionarios militares estadounidenses, según el Washington Post.
Desde entonces, todo el personal herido ha regresado a sus funciones, aseguraron al periódico los funcionarios, que hablaron bajo condición de anonimato.
El mismo día, varios drones también atacaron a Estados Unidos y sus aliados en dos ataques diferentes a la base aérea de Ain al-Asad en el oeste de Irak que dejaron a cuatro personas con heridas leves, informó el Washington Post. Los heridos también volvieron a sus funciones.
Un ciudadano estadounidense que trabajaba como contratista murió el mismo día después de sufrir un paro cardíaco durante una orden de refugio en la base.
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