El cuarto día de la misión, los controladores de vuelo de la NASA saludaron a José Hernández con el tema “Mi Tierra” de fondo. El noveno hicieron lo mismo, pero con “El hijo del pueblo”, de Alfredo Jiménez.
Por Clarín
Los títulos de las canciones de Gloria Estefan y Jiménez describen de pies a cabeza la historia de este astronauta de raíces mexicanas que llegó al espacio en menos de diez minutos.
Aventura que acaba de aterrizar como película en Amazon Prime Video con el título de A Million Miles Away (A millones de kilómetros) y Michael Peña en la piel del protagonista.
Las cinco máximas
José, nacido en Estados Unidos, pero cien por ciento hispanoparlante hasta sus doce, quería ser astronauta como cualquier chico. En 1972 había visto en televisión el desarrollo de la misión Apolo 17 y quedado maravillado.
Su familia vivía en una de las zonas más marginales de Stockton, California. Cuanto más grande, más consciente de las dificultades de cumplir su sueño.
Salvador y Julia, ambos mexicanos, habían emigrado de su país para mejorar su calidad de vida y eran trabajadores agrícolas. Hernández tenía doce años y ya trabajaba cosechando frutillas y pepinos.
Sin embargo, por impulso de Salvador, José nunca renunció al cielo.
Cuando era niño, Salvador le dio cinco máximas que marcarían el rumbo de su camino para siempre: “Determina tu meta, reconoce qué tan lejos estás de ella, traza una hoja de ruta, prepárate para el desafío y trabaja, trabaja y trabaja”.
La misión
Con un solo norte en su haber, Josecito aprendió inglés y comenzó sus estudios.
Terminó la secundaria, se anotó en la Universidad del Pacífico y, una vez recibido, hizo una maestría en la de Santa Bárbara. En muy poco tiempo pasó de la agricultura a ser un experto en ingeniería mecánica.
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