La violencia política por parte de grupos armados progobierno en Venezuela se ha intensificado a medida que avanza la campaña preelectoral para las elecciones presidenciales del 2024, revalidando una estrategia que ha servido al oficialismo en elecciones pasadas.
Por InsightCrime
En lo corrido de este año, InSight Crime ha contabilizado al menos 13 ataques contra líderes opositores en el marco de las campañas primarias presidenciales que se celebrarán el 22 de octubre de este año, y en donde se escogerá al candidato único que enfrentará a Nicolás Maduro en las presidenciales de 2024.
El pasado 16 de agosto, presuntos colectivos y grupos armados progobierno, atacaron varios eventos donde el precandidato opositor, Henrique Capriles, promocionaba su candidatura en el estado Apure. La agresión dejó 39 heridos.
María Corina Machado, la precandidata con mayor opción de ganar las primarias de la oposición, también ha sido blanco de agresiones de presuntos colectivos. En julio, grupos armados bloquearon la vía al estado Guárico, ubicado en el centro del país, para impedir su visita a la región.
A estos ataques se suman otras acciones intimidatorias contra precandidatos. Sedes del partido político opositor Vente Venezuela en Táchira y Guárico fueron blanco de grafitis en los que, presuntamente, grupos criminales como el Ejército de Liberación Nacional (ELN), que tiene presencia en Colombia y Venezuela, y el Tren del Llano amenazaron a Machado, aunque el ELN negó la autoría de los grafitis.
Análisis de InSight Crime
La violencia electoral por parte de grupos armados ha sido una estrategia recurrente del gobierno de Maduro para salir victorioso en procesos electorales ante la falta de apoyo popular y legitimidad.
El gobierno venezolano mantiene desde hace tiempo conexiones con grupos criminales, como detalló InSight Crime en una reciente investigación. Estos grupos armados híbridos, como los colectivos, desempeñan un papel clave a la hora de garantizar la victoria del partido gobernante, aprovechando el control territorial y coaccionando a la población. Las encuestas indican que más del 85% de los venezolanos valoran negativamente la administración de Maduro, frente a un índice de desaprobación del 70% durante las últimas elecciones presidenciales de 2015.
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