El 18 de julio de 2020, Keith Thomas, de Massapequa, en el estado de Nueva York, Estados Unidos, salió a bucear. No sabía que ese día iba a cambiar su vida dramáticamente y para siempre y que lo conduciría a ser parte de un hito de la medicina.
Por Infobae
En esa excursión sufrió un accidente de buceo que le produjo lesiones a nivel de las vértebras C4 y C5 de la columna vertebral. Quedó incapacitado para moverse y sentir desde el pecho para abajo. Estuvo solo y aislado en el hospital durante más de seis meses hasta que encontró una oportunidad en un ensayo clínico.
Al dar su consentimiento para participar en este estudio, Thomas se convirtió en el primer ser humano en utilizar un implante de microchips en el cerebro, que fue desarrollado por inteligencia artificial (IA). Fue llevado a cabo por investigadores en medicina bioelectrónica, ingenieros y cirujanos de los Institutos Feinstein de Investigación Médica de Northwell Health, de Estados Unidos.
Con los microchips en el cerebro, se buscó reconectar el cerebro con el cuerpo y la médula espinal. Por el momento, los resultados son preliminares.
Se trata de una doble derivación neuronal que forma un puente electrónico y permite que la información vuelva a fluir entre el cuerpo y el cerebro paralizados del hombre para devolverle el movimiento y las sensaciones en la mano, con ganancias duraderas en el brazo y la muñeca fuera del laboratorio, según contaron los científicos liderados por el profesor Chad Bouton, a través de un comunicado. Todavía no publicaron un estudio con los resultados con revisión de pares.
Thomas fue sometido a la intervención quirúrgica el 9 de marzo pasado. Tuvo 15 horas de duración y se llevó a cabo en el Hospital Universitario North Shore (NSUH).
“Es la primera vez que el cerebro, el cuerpo y la médula espinal se conectan electrónicamente en un ser humano paralizado para devolverle el movimiento y la sensibilidad de forma duradera”, resaltó Bouton, desarrollador de la tecnología e investigador principal del ensayo clínico.
“Cuando el participante en el estudio piensa en mover el brazo o la mano, ‘supercargamos’ su médula espinal y estimulamos su cerebro y sus músculos para ayudar a reconstruir conexiones, proporcionar retroalimentación sensorial y promover la recuperación. Este tipo de terapia basada en el pensamiento cambia las reglas del juego. Nuestro objetivo es utilizar esta tecnología algún día para dar a las personas con parálisis la posibilidad de llevar una vida más plena e independiente”, aclaró.
Para Thomas, todo es agradecimiento. “Hubo un tiempo en que ni siquiera sabía si iba a vivir, o si quería hacerlo, francamente. Y ahora puedo sentir el tacto de alguien que me toma de la mano. Es sobrecogedor”, expresó.
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