Cada vez son más los aventureros que se dejan tentar por el exquisito y refinado sabor de la cerveza artesanal, una tendencia que llegó para quedarse. En plena provincia de Málaga un venezolano se atrevió a experimentar con su fábrica “Diez Cabezas”, una innovadora propuesta que desde hace cuatro años está en marcha.
La pasión del ingeniero Ricardo Martínez por esta milenaria bebida comenzó a temprana edad, un sueño que preparó desde la cocina de su casa en Maracaibo hasta crear su propia marca en España. Entre recuerdos, aromas y una dedicación desmedida, el venezolano disfruta cada sorbo de este proyecto, contó a La Patilla qué fue lo más retador y cómo se visualiza a futuro.
Por: Elizabeth Gutiérrez | lapatilla.1eye.us
Los venezolanos son motivo de orgullo en cualquier parte del planeta por su ímpetu, autenticidad, buen humor y compromiso en todo lo que se proponen. Ricardo Martínez no es la excepción, quien demuestra muy bien nuestra esencia y su talento para mezclar sabores. Oriundo de Caracas, pero creció en la Tierra del Sol Amada, Maracaibo.
Su gusto por la cerveza afloró cuando apenas era un adolescente. Cada viaje lo conducía al mundo de esta popular bebida y su interés por descubrir sus secretos lo embriagaron por completo. “Hace como 13 años empecé a leer sobre cómo hacer cerveza y comencé a hacer cerveza casera. Estuve muchísimos años haciendo cerveza en mi cocina allá en Maracaibo”, dijo.
Ricardo es un profesional que trabajó durante un largo periodo como ingeniero civil y gerente de proyectos. Precisamente, esta formación tan solo fue el inicio para tomar las riendas y dirigir un negocio bajo su sello. “Estuve mucho tiempo en la industria petrolera. Con todo el desastre, ya no había mucho que hacer en la industria”, relató.
Martínez confesó que tenía en mente producir su propia cerveza artesanal en Venezuela. Sin embargo, reconoció que la situación que atravesaba el país hace cuatro años lo hizo cambiar el rumbo de su destino de forma definitiva. “Fue el momento más duro. Entonces, por razones familiares tenía que venirme a España. Dijimos: ‘Vamos a intentar y la hacemos allá’”.
Sus raíces europeas, al ser hijo de un español, apresuraron el viaje. Aunque admitió que esta primera etapa lo llevó al lugar menos pensado, pero resultó el más acertado para la fábrica que quería crear. “Llegamos a Málaga medio de carambola. Mi familia no es de aquí, es del norte, de San Sebastián, pero bueno, caímos aquí en Málaga, que está muy chévere”.
El primer sorbo
El nombre del negocio, que surgió de un poema del sevillano Antonio Machado, tiene un vínculo especial con su padre, quien solía leerlo con frecuencia. Lamentablemente, cuando Ricardo comenzó este nuevo proyecto, su padre falleció. De tal manera, decidieron honrar su memoria al bautizar la marca “Diez Cabezas”.
Aunque pensaron que este nombre tan singular ya estaría en uso, tuvieron la suerte de descubrir que estaba disponible tanto como marca registrada como dominio en internet. “Nos gusta mucho cómo se ve la frase completa, parece que tiene cierto poder, por más de que somos muy nuevos”. A pesar de su corta trayectoria, están convencidos de que su negocio posee el potencial para ser algo verdaderamente fascinante.
La creación de la fábrica de cerveza fue un desafío que Ricardo enfrentó con determinación y valentía. Aunque podría sonar como una exageración, admitió que construyeron gran parte de ella con sus propias manos. Con experiencia previa en proyectos industriales y plantas de alimentos, este “caracucho”, como se describe Martínez por la tierra que lo vio nacer y crecer, se sintió cómodo al encarar esta tarea.
“Tengo 41 años, no soy tampoco tan viejo, pero ya había trabajado bastante en proyectos industriales, no específicamente cerveza (…) se me da muy bien eso, como dicen aquí en España ‘hacer manitas’ y hacer muchas de las cosas uno mismo”. La fábrica es un testimonio tangible de su esfuerzo y dedicación, construida con amor por su oficio.
Un estilo efervescente
Ante el creciente movimiento de la cerveza artesanal en España, aún no es común encontrar una amplia oferta en muchos establecimientos. No obstante, Ricardo se enorgullece de formar parte de un grupo de fábricas emergentes en Málaga. Él y su equipo están comprometidos en ofrecer variedad y calidad a sus clientes. Con un bar de grifos en la fábrica, tienen la oportunidad de probar diferentes recetas y experimentar con nuevas ideas. Para él, esta interacción con los consumidores es clave para ofrecer siempre algo fresco y emocionante.
Pero hacer la cerveza ideal no se logra de la noche a la mañana. Todo radica en la repetición y el ajuste gradual de los parámetros para perfeccionar una receta y Ricardo es un gran genio que sabe cómo lograrlo. “Hay que ir cambiando ciertas cosas, y probar mucho lo que se está haciendo para tener también una interpretación e ideas propias”.
Desde sus inicios, el camino de Ricardo no ha estado exento de desafíos. A pesar de ello, el luchador incansable apeló a la humildad que lo caracteriza para afianzar el hecho de que son apenas nuevos en el mercado, aún así no se detiene y continúan en constante trabajo para crear un producto de calidad que se haga un nombre por sí solo.
En ese sentido, han apostado por su primera creación, “Cabezota”, una rica “pale ale” que cautiva tanto a los expertos cerveceros como a aquellos que buscan aventurarse en nuevos sabores.
“Es un estilo que pensamos que cala bien para gente que ya está muy metida en el mundo de la cerveza, más interesante, y gente que solo toma cervezas muy básicas”, afirmó, lo que sugiere que el objetivo principal es abarcar un amplio espectro de consumidores.
Una apuesta refrescante
Su personalidad inquieta no se detiene y reveló que constantemente buscan las combinaciones ideales que resuenen con los gustos más exigentes. En el mercado y en el bar de grifos es donde encuentran las respuestas que les guían hacia el triunfo.
En cuanto a la variedad de su oferta, Ricardo mencionó con satisfacción que actualmente cuentan con tres tipos de cerveza a nivel comercial. Pero lo más intrigante es descubrir que en su fábrica tienen siempre ocho grifos rotando, y allí ofrecen incluso cervezas experimentales que despiertan la curiosidad y el deleite de los amantes de esta milenaria bebida.
Aunque la cervecería tiene su hogar en Málaga, el epicentro de su logro, Ricardo señaló que, por el momento, su distribución se limita a esta hermosa ciudad costeña. Cientos de marcas llegan a la industria anualmente, los cerveceros deben innovar y buscar nuevos estilos para producir un producto de calidad que quede grabado en la memoria y el paladar de todo aquel que lo pruebe. Alcanzar el éxito y promover la vigencia de su cerveza artesanal es un reto que asumió sin miedo a los riesgos y se esfuerza cada vez más para ampliar su propuesta.
“La idea es tener sitios directos de venta, bares de grifos de nuestra marca, combinarlos con otras experiencias de hostelería, y estamos en conversaciones para hacer cosas interesantes de ese tipo. Hay elementos que escapan de nuestro control, pero veíamos interesante combinar nuestra marca con el negocio de la hostelería y tener así más bien bares de grifos que fueran de ‘Diez Cabezas’. Una propuesta interesante, y así, quien fuera a comer a algún restaurante, se encontrara con un montón de cervezas, con sabores bastante experimentales que nada más los pudieras hallar en ese sitio”.
“Diez Cabezas” es un lugar donde la imaginación se fusiona con la maestría para cautivar sensaciones únicas en los aficionados. El sueño de este admirable ingeniero apenas empieza. Su espíritu emprendedor, forjado en su tierra natal, lo impulsa a ir más allá de los límites establecidos. Con sed de conquistar nuevos horizontes, este criollo está listo para saborear las gratas experiencias y ofrecer las cervezas artesanales más placenteras en Málaga. Su determinación es un ejemplo inspirador de superación que nos invita a levantar nuestros vasos y brindar por el camino que ha trazado. ¡Salud!