Pasaportes dorados: cómo funciona la venta legal de ciudadanías para los más ricos

Pasaportes dorados: cómo funciona la venta legal de ciudadanías para los más ricos

Los ultra ricos se mueven en aviones privados por todo el mundo

 

Los ultra ricos no solo poseen uno, sino a veces dos o tres ciudadanías. Estos pasaportes, frecuentemente obtenidos a través de países particularmente generosos, pueden convertirse en objetos de colección, símbolos de estatus y lujos con los que presumir en los eventos de la alta sociedad. Sin embargo, también representan un seguro de escape en caso de que surjan dificultades personales, legales o políticas en su país de origen.

Por infobae.com

Los denominados “pasaportes dorados”, ni siquiera exigen que los ricos residan en los lugares de los que son ciudadanos. Todo lo que se necesita es dinero -desde 100.000 dólares en los países menos exigentes hasta más de un millón de dólares en los más exclusivos, invertido en propiedades o en un bien público-, además de una comprobación de antecedentes y una breve espera para su aprobación.

Según Kristin Surak, socióloga política de la London School of Economics, que escribió el libro The Golden Passport: Global Mobility for Millionaires (El Pasaporte Dorado: Movilidad global para millonarios), estas inusuales vías de acceso a la ciudadanía son bastante recientes, aparecieron en la década de 2000.

Así, cada año unas 50.000 personas (incluidos familiares de los solicitantes) obtienen la nacionalidad a través de programas de inversión.

La ciudadanía por inversión ofrece a los ricos una amplia gama de movimientos -y posibles protecciones legales- que el resto de los mortales no tienen. Para los países en desarrollo o que se recuperan de la crisis, estos programas son una forma fácil de aumentar las arcas públicas.

Según detalla el medio norteamericano Voxel ex CEO de Google Eric Schmidt solicitó hace unos años el programa de ciudadanía por inversión de Chipre, que le permitió viajar a la Unión Europea en medio de los bloqueos de Covid. Un montón de oligarcas rusos han comprado pasaportes, a menudo para Chipre, aunque muchos han sido revocados desde la invasión a Ucrania. Los solicitantes invierten dinero en la industria inmobiliaria de la nación, o en un programa gubernamental, en filantropía o en algún otro sector, a cambio de que el gobierno considere si su importante contribución a la economía de la nación merece la ciudadanía, por no hablar de un nuevo pasaporte.

A veces, ni siquiera tiene que existir un programa formal. Es que la ciudadanía concedida a personas por logros extraordinarios o por su contribución a un país o a un campo específico se otorga a discreción del gobierno -una nación puede conceder la ciudadanía a quien quiera, después de todo-, pero a menudo se otorga a celebridades o atletas profesionales.

Así, por ejemplo, el fundador de Snapchat, Evan Spiegel, obtuvo la ciudadanía francesa en 2018 por una contribución excepcional a la nación (no está claro cuál fue exactamente esa contribución). Al capitalista de riesgo Peter Thiel se le concedió la ciudadanía neozelandesa en 2011 en “circunstancias excepcionales” similares, debido a “sus habilidades como empresario y su filantropía”, según documentos del gobierno.

Sin embargo sí hay algunos programas con requisitos preestablecidos para convertirse en ciudadano de un país sin tener vínculos previos.

Para leer la nota completa pulse Aquí 

Exit mobile version