Tareck El Aissami y Ernesto Paraqueima, dos funcionarios venezolanos caídos en desgracia, uno por corrupción y otro por “incitación al odio”, se conocían desde hace un buen tiempo, a juzgar por una fotografía filtrada en redes sociales.
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Con bombos y platillos, tanto Tarek William Saab como Jorge Rodríguez promocionaron la justa y expedita detención preventiva de Paraqueima, acusado de arremeter contra una casa hogar de niños autistas en el estado Anzoátegui, así como dirigir ofensas contra adultos mayores.
Sin embargo, al expresidente de Pdvsa, de larga trayectoria en la cúpula chavista, se diferencia en estos momentos del exalcalde de El Tigre por un aspecto clave: el chavismo (más allá de lo que se le chispoteó a Jesús Faría en una entrevista censurada) guarda completo silencio sobre el paradero de El Aissami, mientras, uno a uno, van cayendo sus camaradas en sendos procesos judiciales por desfalco a los venezolanos.
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