El plan de la Casa Blanca para mitigar los riesgos de la inteligencia artificial

El plan de la Casa Blanca para mitigar los riesgos de la inteligencia artificial

Sundar Pichai (izquierda), responsable de Alphabet, empresa matriz de Google, y Sam Altman, de OpenAI, llegan a la Casa Blanca este jueves. EVAN VUCCI (AP)

 

La Casa Blanca ha anunciado este jueves nuevas medidas para incentivar la innovación responsable en inteligencia artificial (IA) y proteger los derechos y la seguridad de los ciudadanos. La Administración del presidente Joe Biden aspira a avanzar en un “enfoque cohesivo y global de los riesgos y oportunidades relacionados con la IA”, según la Casa Blanca. La proliferación del uso de herramientas como chatbots, así como la capacidad de la IA para manipular e incluso falsear imágenes, ha empujado a Washington a intentar poner coto a la popularización de su uso, en vísperas del arranque de una nueva campaña electoral, la de 2024. Si la desinformación en el ámbito virtual ha hecho estragos en los últimos años, el recurso a la IA para crear realidades alternativas es un riesgo estratégico demasiado elevado, como ha puesto de manifiesto esta misma semana el padre de la IA, Geoffrey Hinton.

Por El País 





La Fundación Nacional de las Ciencias (NSF, en sus siglas inglesas; agencia gubernamental) tiene previsto invertir 140 millones de dólares (unos 127 millones de euros) adicionales para crear siete nuevos Institutos Nacionales de Investigación sobre IA, de carácter temático, como informa en su web. En total, habrá 25 institutos nacionales de investigación de la IA en el país, con 500 millones de dólares de financiación para “apoyar una innovación responsable” que promueva el bien público. Como comparación, el gigante tecnológico Microsoft invirtió 10.000 millones de dólares solo en OpenAi, la compañía que desarrolla el popular ChatGPT. La Administración demócrata también se ha comprometido a publicar un borrador de directrices para que las agencias gubernamentales garanticen que su uso de la IA salvaguarda “los derechos y la seguridad del pueblo estadounidense”, además de conseguir el compromiso de varias empresas del sector de someter sus productos a escrutinio en una conferencia sobre ciberseguridad que se celebrará en agosto.

La vicepresidenta de EE UU, Kamala Harris, se ha reunido este jueves con los máximos responsables de Google, Microsoft, OpenAI y Anthropic, una start-up especializada en IA, para debatir sobre las posibilidades y los desafíos que presenta esta nueva realidad tecnológica. “El sector privado tiene la responsabilidad ética, moral y legal de garantizar la seguridad de sus productos. Y todas las empresas deben cumplir las leyes vigentes para proteger al pueblo estadounidense. Espero con impaciencia el seguimiento y la evolución en las próximas semanas”, ha dicho Harris en un comunicado, en el que también recuerda el inquietante precedente de desinformación en las elecciones presidenciales de 2016, como un aviso para navegantes del potencial más negativo de la IA. “Como senadora y miembro de los comités de Inteligencia y Judicial [de la Cámara], investigamos la interferencia rusa en las elecciones de 2016 y produjimos pruebas empíricas de que los actores estatales utilizarán la tecnología para socavar la democracia”, subraya el comunicado.

La Casa Blanca está sometida a una creciente presión para vigilar la inteligencia artificial desde que el año pasado OpenAI puso a disposición del público esa aplicación y los particulares empezaron a utilizarlo de inmediato para buscar información, realizar tareas escolares o avanzar en el trabajo. Desde entonces, a un ritmo vertiginoso, algunas de las grandes tecnológicas se han apresurado a incorporar chatbots a sus productos y han acelerado la divulgación de la IA como un nuevo producto de consumo. Pero la existencia, también creciente, de imágenes falsas generadas por IA en internet supone un serio aviso, del que vienen alertando algunos expertos, incluido Hinton, del potencial desinformador que tiene esta tecnología, algo especialmente peligroso en campañas electorales y en un país tan polarizado política y socialmente como EE UU.

Lea más en El País