La Policía de Catania, en Sicilia (sur de Italia), arrestó hoy a veinticinco personas, en su mayoría guineanos y marfileños, que formaban parte de una de red que organizaba las entradas desde el área subsahariana hasta Italia y a otros países de la Unión Europea.
Las veinticinco personas arrestadas están acusadas de asociación criminal destinada a ayudar e incitar a la inmigración ilegal y fueron localizados en varias localidades italianas, informó un comunicado de la Policía.
Las investigaciones iniciaron con las declaraciones de una menor que, sacada de una comunidad de acogida, fue subida a un autobús rumbo al norte de Italia, donde la esperaban algunos de los traficantes para conducirla a otro país europeo.
“Los traficantes contactaban directamente a los migrantes en África (Costa de Marfil, Malí, Marruecos, Libia) y organizaban el viaje previo pago de más de mil euros, al país europeo elegido“, se lee en la nota.
“Se trata de crímenes serios, cometidos en diferentes países y caracterizados por la transnacionalidad. Golpear a los miembros de estas redes sigue siendo una prioridad para la Dirección Central Anticrimen de la Policía Estatal”, explicó el director de ese organismo, Francesco Messina.
Mientras tanto, continúan los desembarcos en la pequeña isla siciliana de Lampedusa, donde han llegado más de 2.000 migrantes en los últimos tres días y la Guardia Costera recuperó los cuerpos de dos mujeres, después del naufragio de tres embarcaciones y el aviso de que habría cerca 20 desaparecidos, según lo supervivientes.
El Gobierno italiano ha aprobado un decreto ley, que se encuentra en su trámite parlamentario, y que endurece las penas a los traficantes de seres humanos en el Mediterráneo.
El decreto introduce una nueva tipología de delito, el de “muerte y lesiones por el tráfico de inmigrantes clandestinos“, y prevé penas de hasta 30 años de cárcel. EFE