Howard Hughes: la dramática muerte del primer multimillonario, su obsesiones compulsivas y encierros en hoteles

Howard Hughes: la dramática muerte del primer multimillonario, su obsesiones compulsivas y encierros en hoteles

Howard Hughes quería ser el mejor piloto de avión

 

Hace 47 años el mayor productor de Hollywood, quien aspiraba a convertirse en el mejor aviador del mundo agonizaba en su último vuelo, con destino a Houston. Pesaba 40 kilos. Según los médicos, se encontraron con una piltrafa humana. Atrás quedaba su pasado, una era dorada en la que tuvo un interminable listado de amantes, entre ellas, Ava Gardner, Katherine Hepburn, Rita Hayworth y Elizabeth Taylor

Howard Hughes quería ser el mejor aviador del mundo, el hombre más rico de la tierra y el mayor productor de Hollywood. Logró sus tres propósitos y también que su leyenda llegara a la pantalla grande. Hace 47 años moría una de las personalidades más asombrosas, intrigantes y controvertidas del siglo veinte: el primer multimillonario, un inventor genial, un piloto temerario, un visionario creador de películas y estrellas, un playboy que conquistó a las máximas estrellas de la era dorada de la pantalla grande, un lobbista de oscuras vinculaciones políticas, uno de los dueños de Las Vegas, y un hombre torturado por su trastorno obsesivo compulsivo que terminó sus días recluido y solo, y murió de manera macabra y misteriosa.

Por Infobae

Había nacido en Humble, Texas, en diciembre de 1905 y heredó su fortuna de su padre, el petrolero Howard Robard Hughes, que murió cuando él solo tenía 18 años. Su madre, Alene, había muerto dos años antes víctima de las complicaciones de un embarazo ectópico. Alene padecía además misofobia (miedo a la suciedad y a la contaminación microbiana) y había sobreprotegido siempre a su hijo al punto de aislarlo de todos los gérmenes ambientales y ocuparse de bañarlo diariamente con desinfectantes. Perderla tan pronto fue devastador para el joven Howard, que según sus biógrafos, heredó sus obsesiones y nunca pudo deshacerse de la melancolía que se agravó con la muerte de su padre. Y se dedicó entonces a hacer crecer su riqueza.

Acuñó dos máximas: “Puedo comprar a todos los hombres del mundo”, y “Todos tienen su precio”. Él estaba dispuesto a pagarlo. En esos años de juventud desarrolló el método de trabajo que mantendría toda su vida: descubrir y contratar a los más talentosos en su campo, encumbrándolos generosamente a cambio de su absoluta fidelidad.

El productor Howard Hughes en un set en 1930

 

Una vez que fue lo suficientemente rico, pudo concentrarse en sus pasiones principales: el cine, la aviación y las mujeres. En ese orden. Se mudó de Texas a Hollywood, donde vivía su tío guionista, y empezó a financiar sus primeras películas a los 20 años. En 1927 produjo Hermanos de Armas. Y después, contra la opinión de su familia a la que le compró su parte en la empresa familiar, invirtió una suma récord para la época en –US$3.8 millones– en el drama épico aéreo sobre la Primera Guerra Mundial Los Ángeles del Infierno. Tres directores pasaron por el set antes de que tomara el trabajo él mismo. Pero cuando el film finalmente se estrenó, en 1930, fue un éxito comercial y de crítica que convirtió a la rubia Jean Harlow en la estrella del momento y a Hughes en uno de los grandes jugadores de Hollywood.

En 1932, produjo Scarface, inspirada en Al Capone, y a continuación, dirigió el western El forajido, cuyo rodaje dejó una anécdota que dejó a la vista su personalidad obsesiva. Perturbado por una arruga de la blusa que lucía en una escena la actriz protagonista, Jane Russell, Hughes diseñó un soutien especial con push-up para que quedara completamente lisa: “Esto es un problema de ingeniería, tenemos que explotar la delantera de Jane al máximo”, dijo entonces, según narra sus biógrafo Peter Harry Brown en Howard Hughes: The untold story. La crítica no acompañó esta vez a la película, pero fue un éxito de taquilla: con Jane Russell, el joven magnate había descubierto a una estrella una vez más. Las mujeres más atractivas de Los Ángeles tenían muchas razones para querer estar cerca de Hughes.

Su lista de amantes es interminable. Se dice que era bisexual, y que ante sus encantos se rindieron desde Ava Gardner, Katharine Hepburn y Rita Hayworth, hasta Elizabeth Taylor, Ginger Rogers, Bette Davis, Ida Lupino, Lana Turner y la propia Jean Harlow. También Cary Grant, Randolph Scott, Rusell Gleason y Richard Cronwell.

La lista de amantes de Howard Hughes es interminable y se dice que era bisexual

 

Pero por encima de todos, dos fueron las mujeres que destacaron en su vida amorosa, aunque ninguna de ellas se convirtió en su esposa –sí estuvo casado con Ella Rice y Jean Peters–. La primera fue Ava Gardner, “el animal más bello del mundo” –como la bautizó Frank Sinatra–, aunque la actriz insistió en repetidas ocasiones que su relación jamás fue sexual. Una versión dice que, al enterarse de que Ava había pasado la noche bailando con un torero mexicano, Hughes le dislocó la mandíbula de una cachetada. La actriz se defendió golpeándolo con una estatuilla de bronce: lo dejó KO. Para hacer las paces, el magnate le regaló un Cadillac. Fueron amigos durante 22 años pero, pese a la insistencia del millonario, que le propuso matrimonio en múltiples ocasiones, Ava fue inflexible.

 

 

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