La Policía de Kenia disparó gases lacrimógenos contra los manifestantes que se reunieron hoy en las calles más céntricas de Nairobi en apoyo al líder de la oposición, el ex primer ministro Raila Odinga, que rechaza los resultados de las elecciones presidenciales del pasado agosto.
“Hago un llamamiento a nuestro pueblo para que despierte el viejo espíritu de lucha que siempre ha sido capaz de derribar regímenes fallidos y sedientos de sangre”, afirmó Odinga, que tilda al actual Gobierno de “ilegítimo”, en un mensaje dirigido a la nación.
“En cuestión de horas, empezaremos a tomar el control de nuestro país y de nuestro destino”, añadió el líder opositor, quien convocó a los kenianos a una “cita con el destino”.
Odinga aseguró que liderará estas protestas pese a que la Policía las prohibió para garantizar “la seguridad pública”, y el presidente keniano, William Ruto, le acusó este domingo de intentar “aterrorizar” al país a través de “peleas” y manifestaciones “violentas”.
Tampoco admitió la proposición de Ruto, que ofreció a Odinga conversaciones “para discutir sobre el futuro de nuestro país y el destino de nuestra nación de una manera constitucional y legal”, según señaló este domingo durante un servicio religioso en la ciudad de Kapsabet (oeste).
En ese contexto, ya se produjeron hoy enfrentamientos entre los manifestantes y las fuerzas de seguridad en varias zonas de Nairobi, como en Kibera, la barriada más poblada de la capital keniana y uno de los principales bastiones de Odinga, o en las calles próximas al centro de la capital.
Los manifestantes llevaban ramas de árboles y lanzaron piedras tanto contra los coches de los agentes de seguridad como de los ciudadanos que intentaban acercarse al centro, donde también se produjeron choques entre simpatizantes de la oposición y las fuerzas del orden.
Además, la Policía detuvo al menos a dos diputados del partido de Odinga, la coalición Azimio La Umoja (Aspiración la Unidad, en suajili), por liderar a manifestantes en el centro de Nairobi.
Asimismo, un fuerte dispositivo policial se ha desplegado en torno a la State House, sede de la Presidencia de Kenia y próxima al centro, a donde pretenden llegar los manifestantes en esta jornada.
Las calles de la capital amanecieron con menos tráfico del habitual y muchas tiendas están cerradas, con sus dueños temerosos de que estas protestas deriven en enfrentamientos violentos y saqueos.
“El país está muy mal. Si no protestamos, no conseguiremos nada. Por eso apoyo estas protestas”, dijo a EFE un taxista que, bajo anonimato, se quejó de la inflación galopante que ha elevado el precio de la vida en Nairobi, otro de los motivos por el que Odinga asegura haber convocado las manifestaciones.
El taxista aseguró que, después de trabajar algunas horas, irá a comprar botellas de agua para compartirlas con los manifestantes.
Sin embargo, muchos nairobeños han decidido distanciarse de estas protestas tras identificarlas como un intento desesperado e inútil de Odinga para ganar relevancia, cansados de que las disputas de los políticos no se traduzcan en mejoras de sus vidas.
“Esas protestas valen menos que un billete de cincuenta chelines (unos 0,35 céntimos de euro). No voy a participar en ellas porque no quiero arriesgar mi vida para nada”, aseguró a EFE un electricista que hoy seguirá trabajando en Kilimani, un barrio de clase media de Nairobi, indiferente a las manifestaciones.
Odinga no ha admitido los resultados de las elecciones presidenciales del pasado 9 de agosto pese a que el Tribunal Supremo de Kenia rechazó su recurso contra la victoria de Ruto, de 55 años, con el 50,49 % de los votos, según los datos de la Comisión Electoral Independiente (IEBC).
El ex primer ministro, de 78 años y que optaba por quinta vez a la Presidencia, recibió el 48,85 % de los sufragios y tildó las cifras de “ilegales” después de citar irregularidades durante el conteo de los votos.