Andrei Medvedev aseguró también que el ejército privado de Yevgeny Prigozhin carece de estrategia e improvisa sobre el terreno. Se estima que murió o desapareció el 80 por ciento de los presos reclutados.
Por infobae.com
Los mandos del Grupo Wagner actúan con sus hombres como si fueran “carne de cañón, acorralan a los que no quieren luchar y los fusilan delante de sus compañeros recién llegados”.
Así lo narra un excomandante de este grupo, Andrei Medvedev, a la cadena estadounidense CNN desde Oslo, donde busca asilo tras haber desertado del grupo de mercenarios que dirige Yevgeny Prigozhin, oligarca ruso y hombre de confianza del presidente Vladimir Putin.
El ex militar de 26 años detalló: “Trajeron a dos prisioneros que se negaron a ir a luchar y los fusilaron delante de todos y los enterraron justo en las trincheras que habían cavado los aprendices”.
Medvedev, que dice haber servido anteriormente en el ejército ruso, se unió a Wagner como voluntario. Cruzó a Ucrania unos diez días después de firmar su contrato en julio de 2021, sirviendo cerca de Bakhmut, la ciudad de primera línea del frente en la región de Donetsk, en el este de Ucrania, relata a CNN. Un pase de prensa falso creado por una ONG lo ayudó a escapar de Rusia.
Ahora Medvedev, quien aseguró que el Grupo Wagner carecía de estrategia e improvisaba sobre el terreno.
“No había ninguna táctica real. Sólo recibíamos órdenes sobre la posición del adversario… No había órdenes definidas sobre cómo debíamos comportarnos. Sólo planeábamos cómo actuar, paso a paso. Quién abriría fuego, qué tipo de turnos tendríamos… Cómo resultaría era nuestro problema”, dijo.
Según declaró a la cadena estadounidense, al sexto día de su despliegue en Ucrania ya sabía que no quería volver a ese país tras ver cómo convertían a las tropas en “carne de cañón”.
Comenzó con diez hombres bajo su mando, número que aumentó cuando se permitió la entrada de presos en el grupo, según explicó: “Había más cadáveres, y cada vez entraba más gente. Al final tenía a mucha gente bajo mi mando”, dijo. “No podía contar cuántos eran. Estaban en constante circulación. Cadáveres, más presos, más cadáveres, más presos”.
Denunció además que a los condenados que se alistaron se les dijo que sus familias recibirían una paga de cinco millones de rublos (unos 71.000 dólares) si morían en la guerra.
Pero en realidad “nadie quería pagar esa cantidad de dinero”, dijo Medvédev. Muchos rusos que murieron luchando en Ucrania fueron “simplemente declarados desaparecidos”, precisó.
El testimonio de Medvedev confirma las estimaciones de la ONG “Rusia entre Rejas”, que este lunes aseguró que de los 50.000 presos reclutados por el Grupo Wagner en las cárceles rusas para luchar en Ucrania, unos 40.000 -el 80 por ciento- han muerto o han resultado heridos o se han ausentado sin permiso o han desertado o se han rendido, y sólo 10.000 siguen combatiendo en la invasión de Putin.
Actualmente, el grupo es muy activo en la feroz batalla por la captura de la ciudad de Bakhmut, en el este de Ucrania.
Este domingo, afirmó haberse hecho con el control del poblado de Blahodatne, en la región oriental de Donetsk, lo que concedería una ventaja a las fuerzas de Moscú en la batalla por el bastión de Bakhmut.