Docente en Guayana: “Con la plata del bono fui a comprar una pechuga de pollo y no me alcanzó”

Docente en Guayana: “Con la plata del bono fui a comprar una pechuga de pollo y no me alcanzó”

Docente en Guayana: “Con la plata del bono fui a comprar una pechuga de pollo y no me alcanzó”

 

Hay más de 30 personas. Es la segunda asamblea general a la que asisten. Algunos están sentados en sillas de plástico, otros en un muro, el techo no los puede resguardar a todos del sol, porque está muy deteriorado. Sus rostros son distintos, sus cargos también, pero los une una misma lucha: reivindicaciones salariales.

Pableysa Ostos // Corresponsalía lapatilla.1eye.us





Dentro de todo ese grupo, están dos mujeres conversando. Una de ellas con 21 años de servicio en un colegio, ubicado en la urbanización Guayana de Puerto Ordaz, y la otra con 25 años ejerciendo y 18 años en la nómina del Ministerio de Educación. Ambas comparten historias sobre lo difícil que es sobrevivir en un país dolarizado, con alta inflación y sueldos muy bajos.

Me da mucha tristeza que, por ejemplo, mi hijo menor me diga ´mamá, compre cereal, cómprame esto o aquello y eso para nosotros ya se convirtió es un lujo”, relató la mujer con 25 años de servicio.

De igual forma, con la voz entrecortada, ejemplificó parte de lo que vive en su hogar. “Mi hijo tiene 13 años y a mí me da mucha tristeza decirlo, pero mi hijo se acostumbró a que si él se come su arepita con mantequilla me dice: ‘no importa mamá, yo sé que no hay’. A veces eso me da tanta frustración y rabia a la vez. Es algo que me trastoca muchísimo”.

La profesional destacó que sus hijos mayores vivieron otro tipo de experiencias. “Con mucha tristeza, lo digo: uno de mis hijos mayores dejó su carrera de Ingeniería en el octavo semestre y me dijo: ‘No, mamá, para qué, si voy a ganar un sueldo mínimo, para no poderte ayudar. No, no lo quiero’”.

Sus dos hijos mayores viven en Costa Rica desde hace varios años, y admite que sin la ayuda que ellos le dan, no podría sobrevivir, debido a que “las cosas a veces se ponen muy duras. Y me pongo a pensar cómo hacen esas mamás que no tienen esa ayuda”.

Admiten que no todos sus compañeros tienen hijos en el exterior que les puedan tener una mano. “En marzo-abril del 2022 tuvimos como un respiro y pensamos que la cosa se está mejorando. Pero luego empezó a bajar y bajar. Y fue cada vez menos. Cuando empezamos a conocer la fulana Oficina Nacional de Presupuesto (Onapre), esa figura lo que ha hecho es desmejorar a los docentes y trabajadores públicos”.

Diversificarse

Al igual que muchos de sus colegas, ambas docentes han tenido que reinventarse para subsistir. “Yo trabajo un poquito de peluquería, porque hice curso en el INCE, que si aplicar una queratina. No es que es la gran cosa tampoco, porque no le puedo dedicar el 100 por ciento, pero es una entrada”.

Ambas destacan lo duro que es comprar cosas básicas como, por ejemplo, un par de zapatos. “Para yo comprarme un zapato que cuesta en promedio 30 dólares o 40 dólares, y ponte que ganó 10 dólares en la quincena, ¿cuánto tiempo tengo que ahorrar para comprarme unos? Y comprar los zapatos implica dejar de comer durante todo ese tiempo, es decir, ahorrar dos meses, sin tocar esos 10 dólares para poder comprar esos zapatos”.

Cuestionan que algunos de sus compañeros no se animan a protestar bajo el alegato de que les van a suspender el salario. El mensaje de ellas es categórico: “pero ajá qué te van a suspender, un salario que es equivalente a un pollo, más nada”.

Ni para una pechuga de pollo

Rita Sepúlveda, con 15 años de servicio docente, exhortó al gobierno nacional pidiéndole que se den cuenta en la situación en la que están los maestros. “No tenemos ni para un par de zapatos y mucho menos para vestirnos bien. Muchas veces no tenemos ni para comer. En Venezuela, se sobrevive con esos sueldos haciendo milagros”.

Sobre el bono otorgado por el régimen de Nicolás Maduro el pasado fin de semana, la docente precisó: “En mi caso yo lo recibí. Lo tomé, mas no por eso vamos a dejar la lucha. La lucha continúa, ¿por qué? Porque 580 bolívares eran 27 dólares al cambio del domingo, pero ya ahorita se desvalorizó. Yo con esa plata del bono fui a comprar una pechuga de pollo y no la pude comprar, porque no me alcanzó”.

Por su parte, Néstor Marchán le hizo un llamado a sus colegas. “Ya no vamos hablar de salario justo, porque eso es que nos suban 100 o 200 bolívares, y la semana que viene ya se lo ha comido la inflación,. Vamos hablar ahora de salario indexado a la tasa del dólar del BCV. No es que se nos va arreglar la vida, pero vamos a sufrir menos, para que el dólar no nos coma tan rápido el salario”.

Sostienen que mantendrá la asamblea general permanente interdiaria. “No es brazos caídos ni paralización ni huelga. Un solo discurso, una sola palabra o más fácil el 1×1: un día de trabajo y otro día de protesta”.

Tanto los maestros como los profesores universitarios de Ciudad Guayana convocaron a una concentración por el rescate de la democracia para el 23 de enero desde las 8:00 de la mañana en la plaza Monumento de la CVG, en Puerto Ordaz. “No dejaremos de luchar hasta recuperar la verdadera democracia, libertad y progreso de Venezuela”, reza la convocatoria.