La hija de Elvis Presley heredó un imperio del rey del rock. No solo los 100 millones de dólares (92 millones de euros). También Graceland. Se hizo con el control de la corporación de su padre en 1993, cuando tenía 25 años. Su decisión de contratar a Barry Siegel como su gestor fue el comienzo de una cadena de errores financieros, apunta Daily Mail. Esta la historia de cómo fundirse una millonaria herencia.
Por IN
Lisa Marie Presley, fallecida este jueves 12 de enero, tenía solo 9 años cuando murió su padre. Un drama que nunca llegó a superar. Se convirtió en la heredera (junto a su abuelo y su bisabuela) de la fortuna de la inolvidable leyenda, que por entonces estaba valorada en 5 millones de dólares (4,6 millones de euros). Fue el olfato de su madre, Priscilla, el que ayudó a engordar las cuentas.
Graceland, un santuario de peregrinación
La viuda de Presley vio un filón en Graceland, la propiedad en Memphis (Tennessee) donde vivió la estrella del rock, y lo convirtió en un santuario, en un parque temático de peregrinación de fans. Fue inaugurado en 1982 y 40 años después ha recibido a 20 millones de turistas y es uno de los destinos más visitados del país.
Los números crecieron hasta los 100 millones de dólares. 2005 fue el año clave en las finanzas de Lisa Marie. Siegel vendió el 85% los intereses del fideicomiso de Elvis Presley Enterprises, incluidos los derechos del nombre e imagen de Elvis. La debacle económica llegó cuando Lisa Marie comenzó a fundir su fortuna (para entonces le quedaban 40 millones). Diez años después contaba en su cuenta con 14.000 dólares (12.800 euros) y le presentaba la carta de despido a su gestor.
Los números negros se convirtieron en rojos: en 2018 tenía una deuda de 16 millones de dólares (14,7 millones de euros) y presentó una demanda contra Siegel. Sus divorcios también fueron fuente de problemas.
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