Documentar las vivencias dentro de una desigual Venezuela no es tarea sencilla, y aún más difícil cuando desconoces el entorno y enfrentas una cultura completamente diferente. Sin embargo, eso no impidió a Noa Iimura a aventurarse en el país caribeño y presenciar los distintos matices de una nación rica que espera surgir de la adversidad.
Este joven japonés permaneció un poco más de dos meses recorriendo cada latitud de nuestro territorio y compartiendo con extraños para atestiguar y demostrar al mundo que Venezuela tiene mucho por ofrecer. En una conversación íntima con La Patilla nos adentró en su experiencia de realidad virtual para así sumergirnos en un viaje jamás explorado. ¿Te animas a saber de qué trata?
Por: Luis Eduardo Martínez | lapatilla.1eye.us
Se mueve de un lado a otro sin miedos ni prejuicios. Su pasión se convirtió en el estilo de vida que lo proyecta a otras latitudes. Como mochilero por Centroamérica y Sudamérica, el director creativo ha desarrollado documentales durante los últimos 5 años de su trayectoria sobre personajes que despertaban su atención cada vez que emprendía un recorrido. Todo ello, con la magia de la realidad virtual.
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“Cuando decidí que iba a viajar con un boleto de ida por Centroamérica y Sudamérica, decidí que sería interesante si documentaba ese viaje con una cámara 360, para que las personas puedan mirar esa experiencia con un casco de realidad virtual y experimentar lo que es ir de mochilero solo. De ahí surgió la idea original. Si viajo solo, quiero capturar eso en 360 para que otras personas también puedan experimentarlo. Y luego hay muchas personas que conocí en el camino con las que me sumergí un poco más y me centré en ellas e hice una especie de documental de realidad virtual sobre estas personas específicas”, explicó.
Noa acude a la plataforma de YouTube para publicar su contenido, aunque espera hacerlo también a través de Oculus, Facebook y Steam. Hasta el momento, ha compartido 5 episodios, pero asegura que apenas es el comienzo puesto que ha visitado alrededor de 10 países. “Principalmente dado que la realidad virtual es un campo muy nuevo y nadie está haciendo nada como esto todavía, quiero mantener todo lo más público posible, así que estoy publicando todo en YouTube”.
Un desvío en el plan
En su itinerario, plasmaba la idea de llegar a varios países. A su paso por Brasil, esperaba ver la Copa del Mundo desde allá. Sin embargo, el nativo de Tokio cambió su brújula, pues no pudo evitar sentirse atraído por Venezuela desde el primer momento y demoró su estadía para explorar aún más.
“Comencé en Belice y luego decidí que quería ver todos los países de Sudamérica. Entonces, una vez que estuve en Nicaragua, concluí que, en función del tiempo que me quedaba, quería volar a Perú o al Amazonas, o primero este año a Colombia, y luego ir a Perú. Luego hacer mi camino arriba y alrededor de América Central, América del Sur. Entonces iba a ser Perú, Colombia, Ecuador, Venezuela. Y luego quise ver la Copa del Mundo en Brasil. Ese era mi plan original (…) Me gustaba demasiado Venezuela. Decidí que quería quedarme más tiempo aquí y conocer”, contó.
Ningún temor a lo desconocido
El creador audiovisual se enfrentó a una serie de cuestionamientos antes de ejecutar este proyecto en Venezuela, puesto que muchos de sus conocidos y seguidores en redes sociales lo incitaban a que no viajara porque se trataba de una “zona peligrosa”, que lo iban a robar, secuestrar y hasta matar, pero nunca fue una limitante para cumplir su objetivo.
“La reacción siempre fue negativa. No es la primera vez que me cuentan cosas así de un país, estoy muy acostumbrado a ese tipo de entorno. He estado en países antes donde la gente dice: ‘No vayas allí’. Era como, ya sabes, todas las cosas negativas van a suceder. Terminé teniendo experiencias increíbles porque siempre hay buenas personas y malos lugares”.
A pesar de los antecedentes, Noa tenía una gran incertidumbre que le daba más fuerza a la idea de venir al territorio venezolano. Sabía que existía algo más allá del mundo sombrío del que le hablaban y desistir ya estaba lejos de sus posibilidades.
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“Me acerqué de manera un poco diferente. Cuando estaba en Colombia, estuve durante tres meses. Allí me hospedaba en un albergue y había venezolanos que trabajaban en este lugar. Les hice muchas preguntas sobre cómo es Venezuela, a dónde debo ir, a dónde no, y lo más importante, me dieron contactos con los que podía hablar y gente que podía visitar. Eso es lo que me convenció de ir a Venezuela, porque sabía que había gente en la que podía confiar e ir a visitar. Eso era lo que realmente necesitaba”.
“No es difícil para mí adaptarme a la cultura. En términos de por qué quería ver Venezuela, era mucho porque la gente tiene una reputación tan negativa, y tenía muchas ganas de documentar cómo se ve realmente el país, especialmente con una cámara 360, porque de esa manera las personas pueden experimentar cómo es vivir allá por sí mismas”, añadió.
Tras dos meses en Venezuela, afirmó que le impactó las kilométricas colas para surtir combustible en distintos estados. “Nunca he entendido realmente lo largas que pueden ser esas filas. Estuve mucho tiempo en Valencia y pude ver muchas de estas filas de gente esperando gasolina como si fueran a dar vueltas como un bloque, como si llegara al punto en que no supiera para qué era la línea. Luego me di cuenta, o mis amigos, o el taxista me decían: ‘Esta es la cola para conseguir gasolina y podría ser toda la noche, al día siguiente’, y me contó historias sobre cómo podrían ser tres días para conseguir gasolina. Llegas a ser testigo de una situación que es tan ajena, como si casi no encajara en el entorno, y ves gente literalmente empujando sus autos porque se quedaron completamente sin gasolina. Y, sabes, estás hablando de un país que todavía tiene la mayor cantidad de petróleo del mundo”.
El calor del venezolano
Por otro lado, el mochilero hizo énfasis en la bienvenida extraordinaria que le dieron los criollos y resaltó que nunca antes recibió tanta amabilidad. “Son las personas más extrovertidas, que solo quieren incluirte en todo, independientemente de cuál sea tu propia situación. Y esa ha sido la mayor experiencia positiva que he tenido, que me ha hecho querer quedarme más tiempo”.
“Muchos de los pequeños videos divertidos de TikTok de mi experiencia en Venezuela explotaron en TikTok en Venezuela. Muchas personas se han acercado a mí diciendo: ‘¿Quieres hacer esto con nosotros?’, ‘quiero llevarte esto’, ‘quiero mostrarte esto’ e incluso en persona, los taxistas me preguntaban: ‘Oye, ¿quieres venir a almorzar conmigo?’, ‘¿venir a la casa de mi familia?’, ‘¿quieres ver un Mundial conmigo?’”, amplió.
Además de Valencia, Noa conoció varias zonas de Caracas, Barquisimeto, Mérida y Maracay. La receptividad también ha sido grata porque gracias al material compartido, los venezolanos que abandonaron su país tuvieron un acercamiento con sus raíces.
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“Es muy interesante como muchas personas me envían mensajes. Recibí un mensaje de voz de una chica que había visto todos mis vídeos recientes y dijo: ´Me fui hace cinco años y cuando lo hice, tenía una imagen muy negativa de lo que es Venezuela. No quería volver, ni pensar en eso’. Pero luego me dijo que le gustó ver todos estos videos y lo hizo a través de la perspectiva de alguien completamente diferente con una luz muy positiva, que incluso cambió un poco la forma en que ve a su propio país en este momento. La motivó a querer saber más sobre eso porque en su mente, Venezuela se quedó estancada hace cinco años”.
A su vez existen quienes le admiten que él conoce, en poco tiempo, mucho más que la mayoría de los oriundos del país latinoamericano. “Lo considero muy afortunado porque obviamente mucha gente no tiene el tiempo o los recursos para poder hacer eso y con honestidad eso es lo mismo en muchos países en los que he estado. Definitivamente, sientes una responsabilidad al hacer eso en ese momento, porque no quieres tergiversar nada, endulzar nada, idealizar algo que no debería ser idealizado. Pero para mí, todavía me gusta mostrar el lado positivo de las cosas mientras incluyo lo negativo”, resaltó.
Sin distancias ni barreras
Noa pretende inspirar a otros para que tomen la iniciativa de indagar más sobre su cultura, y al tiempo, instarlos a que abandonen los temores que le ha sembrado su entorno. En sus palabras, el miedo manipula las decisiones y la información está muy sesgada. Manifiesta que es mejor evitar compartir las opiniones que se desconocen, finalmente la experiencia de cada quien es la que cuenta.
“Quiero que la gente vea las cosas con sus propios ojos, espero que más personas busquen la verdad y no dejen que el miedo dicte sus decisiones. Eso siempre ha sido algo que me apasiona mucho. No me gusta la gente que dice una cosa, pero no está arraigada en nada más que miedo y transmitir el pensamiento de otra persona. Espero que salgan a lugares, visiten lugares a los que tal vez la gente te diga que no vayas. Pero si estas personas nunca han ido, quiero que vayan a verlo de manera segura, obviamente, como conocer a la gente del país que vas a visitar con anticipación o lo que sea”.
Para Noa, la perspectiva de documentar su viaje a cualquier nación no se trata de armar una opinión generalizada donde pretenda demostrar que su experiencia forma una imagen de una buena parte del país. En cambio, estas situaciones únicas que él vive las muestra como su versión.
“Si ves estos videos, lo más probable es que muchas de ellas no sean como una tercera persona hablando de otra. Literalmente fui y me dijeron que no viniera a este país, fui de todos modos, esto es lo que he visto y esta es la gente que conozco, así que es como mi experiencia que estoy convirtiendo en un documental haciendo que el tema sean las personas que conozco. Cuando uso ese formato o lo armo va a ser mi perspectiva. No estoy tratando de mostrar, así es cómo se ve Ghana o así es cómo se ve Venezuela. Esta es mi versión de lo que llegué a experimentar”, señaló.
Y pese a que considera que no es una persona que hace amigos rápidamente, piensa que uno de sus mayores atributos es saber escuchar. Por tanto, aunque a algunas personas les puede llevar tiempo poder conocer a alguien, el hecho de que él se intrigue en sus historias y ellos en las de él crea el ambiente idóneo para que establezcan un vínculo.
“Estamos en una situación en la que ambos sentimos curiosidad el uno por el otro, que es el momento perfecto para que yo conozca muy bien a la gente, porque hago preguntas, ellos también, y vamos de un lado a otro y así es como llego a conocer muy bien a la gente y es como he sido capaz de hacer no una especie de documentales superficiales, sino reales como una inmersión profunda en las personas”.
De allí que él haya asumido representar estas vivencias con la tecnología de realidad virtual, una manera de contar historias que hasta el momento no ha sido usual.
Venezuela, tierra de gracia
“El objetivo es contar una historia muy auténtica y real, tal como sucedió. Pero se basa en que le cuente a la audiencia cuál era la historia y tengo que elegir tomas en diferentes ángulos y editarlas de manera que sientas que estuviste allí y entendiste cuál era la historia en realidad. Ahora, la realidad virtual me permite eliminar todo ese proceso, ahora puedo poner una cámara y tú, como espectador, sentirás que estás allí en ese entorno, experimentándolo tal como yo lo experimenté. Todo lo que tengo que hacer es darle contexto y no tengo que darte las tomas detalladas específicas de esto o aquello porque estuviste allí de la misma manera que lo viví”.
Noa sostuvo que la realidad virtual acorta las distancias entre ver una historia y experimentarla. Para los documentales, dijo que es la forma más pura de comunicar esa vivencia a alguien.
“Tal vez estés haciendo un documental sobre alguien que hace zapatos en una parte muy pobre de la ciudad. Tal vez podría enmarcar esta toma, así que parecería que todo el lugar es pobre, pero en realidad, tal vez haya algo completamente diferente, como un montón de edificios alrededor del área que no verías, porque quizás no elegí mostrar eso ya que tenía una narrativa que quería mostrar. Pero ahora, debido a que es realidad virtual, puedes ver todo de la forma en que yo pude verlo, así que es una experiencia más auténtica y creo que para los documentales, esa es una herramienta muy poderosa”.
Noa celebró Año Nuevo en Venezuela y sus últimos días en el país los pasó de forma muy especial en un destino en particular.
“Este es el final de mi viaje durante un año. Ha sido exactamente un año. El 29 de diciembre fue cuando salí de Estados Unidos para venir hasta acá, así que ha pasado exactamente un año. Y de hecho, tengo un trabajo en la India que surgirá a finales de enero. Quiero terminar mi viaje de mochilero con algo grande, como algo memorable y mucha gente me ha dicho que debería ir a Canaima, la Gran Sabana o Roraima, cuando realmente observé todas esas experiencias son muy costosas, pero finalmente me di cuenta de que sí hay una experiencia que quiero hacer al culminar mi viaje es escalar los tepuyes en Roraima. Y luego, una vez que termine eso, regresaré a Estados Unidos para filmar en la India”.
Sobre lo que descubrió de Venezuela, este trotamundos confía en el potencial que existe en el país, tanto por los recursos nacionales como humanos.
“Es solo un error de un país que se dejó oxidar, no ha sido afinado y cuidado, y creo que es triste observarlo desde mi perspectiva porque puedo ver que hay tantos recursos, puede ser una potencia y he oído que lo ha sido en el pasado. Ha sido un país muy fuerte que tiene buenos recursos, buenos sistemas monetarios, buen poder de negociación, quiero decir, tienes todas las herramientas que necesitas”, aseveró.
Indicó que la capacidad de emprender y salir adelante de cada venezolano lo motiva y debería servir de ejemplo para otros. “Eso da mucha esperanza porque veo gente saliendo de la estructura. Han descubierto una manera de hacer algo nuevo a pesar de la situación en el país, lo que considero que es muy inspirador y ha sido uno de los impactos más profundos que ha tenido en mí”.
“Venezuela es un país con un potencial tremendo y ese es el tipo de mensaje que quiero transmitir personalmente a la gente”, puntualizó.