Tras la muerte de Benedicto XVI, que falleció el pasado sábado a los 95 años, se multiplican las peticiones para que sea proclamado “Doctor de la Iglesia”, un reconocimiento que sólo tienen 36 personalidades de la Iglesia católica y que necesita un largo procedimiento y una canonización, pero que el papa puede conceder por su propia iniciativa.
El último en unirse a las voces que piden que el teólogo Joseph Ratzinger sea proclamado “Doctor de la Iglesia” ha sido el cardenal Angelo Bagnasco, expresidente de la Conferencia Episcopal Italiana, que en una entrevista publicada hoy en el diario La Stampa afirma: “¿Se decidirá finalmente el mundo moderno a escucharlo? Será su salvación. Espero que pronto sea declarado doctor de la Iglesia”.
“Benedicto XVI fue un gran pensador y un verdadero Doctor de la Iglesia de hoy”, según describió al difunto Ratzinger el cardenal y teólogo alemán Gerhard Müller , en una reciente entrevista en la publicación estadounidense National Catholic Register.
Muller, quien fundó el Instituto Benedicto XVI para poner a disposición los escritos recopilados de Joseph Ratzinger, exprefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, explicó que el Papa emérito fue “uno de los más grandes eruditos cristianos de nuestro tiempo”.
“Coloco a Benedicto XVI junto a los grandes, como Doctor de la Iglesia, Padre de la Iglesia. En mi biblioteca he colocado las obras del papa Benedicto junto a las de San Agustín”, afirmó en una entrevista con el Corriere della Sera el cardenal teólogo Christoph Schönborn, de 77 años, arzobispo de Viena, además del alumno más famoso de Joseph Ratzinger.
“Yo lo comparo con San Agustín, su maestro, me atrevo a colocarlos uno al lado del otro. Su enseñanza, obras, ministerio episcopal y petrino. Después de siglos hemos tenido un papa teólogo, un maestro de la teología. Quedará entre los grandes que recordaremos en los siglos venideros, recordaremos a Joseph Ratzinger en el siglo XX como recordamos a John Henry Newman en el XIX y a Tomás de Aquino y Buenaventura da Bagnoregio en el XIII”, añadió.
¿QUÉ SIGNIFICA SER DOCTOR DE LA IGLESIA?
Este título puede ser otorgado por un papa o un concilio y es un reconocimiento muy importante que se atribuye, de manera excepcional a quienes en cualquier época han afirmado y defendido la ortodoxia cristiana con sus propios escritos.
Actualmente, solo hay 36 figuras de la Iglesia que tienen este título especial en los 2.000 años de historia del cristianismo.
Se necesitan cuatro requisitos: santidad declarada, ortodoxia en la fe, eminencia en la doctrina e influjo benéfico en las almas.
Los primeros cuatro “Doctores de la Iglesia Universal” fueron proclamados en 1298: san Jerónimo, san Agustín, san Ambrosio y san Gregorio Magno, y en el 1568 se añadieron san Atanasio el Grande, san Basilio Magno, san Gregorio Nacianceno, san Juan Crisóstomo y santo Tomás de Aquino,
Entre estos 36 “doctores y doctoras de la Iglesia” hay cuatro mujeres: Santa Catalina de Siena, patrona de Italia , la primera mujer santa proclamada doctora de la Iglesia; Santa Teresa de Ávila, monja y mística española; en 1997, por voluntad de Juan Pablo II, se unió Santa Teresa de Lisieux, mística francesa y patrona de Francia, y en 2012, Santa Hildegarda de Bingen, una monja benedictina de origen alemán que vivió a finales del siglo XII, declarada “Doctora de la Iglesia” por Benedicto XVI.
La propuesta, que puede llegar por parte de una conferencia episcopal, es estudiada primero por la Congregación para la Doctrina de la Fe y después por la Congregación para las Causas de los Santos. Si las dos congregaciones emiten un dictamen positivo, se convoca una reunión conjunta de los cardenales de ambas, que somete formalmente la petición al Papa.
Si el papa lo desea, puede proclamar “Doctores” por propia iniciativa.
El último “Doctor de la Iglesia” fue Gregorio de Narek, poeta, monje, teólogo y filósofo místico armenio que vivió alrededor del año 1000 y fue proclamado en 2015. EFE