“No todos somos ricos”, así son las rumbas de la joven diáspora venezolana de Madrid

“No todos somos ricos”, así son las rumbas de la joven diáspora venezolana de Madrid

Nos fuimos de fiesta con la joven diáspora venezolana de Madrid: “No todos somos ricos” | Foto: Alba Vigaray

 

Son las dos de la mañana del primer viernes de diciembre en Madrid y un grupo de chavales —varios de ellos, con gafas de sol— esperan apoyados sobre un coche antes de entrar a la discoteca de enfrente. Estamos en el número 8 de la calle José Abascal, distrito Chamberí: mitad adinerado, mitad universitario y principalmente castizo. La fiesta comenzó a las doce. La entrada fue gratis con lista hasta la una; a veinte euros con dos copas a partir de ahí. Pasadas las dos, el local ya está a reventar. Dentro, decenas de chavales se acaloran con ‘Bombona’, la canción del rapero argentino Tiago PZK y el popular productor Bizarrap.

“Hay gente latina en general, pero el 95% de los que ves son venezolanos“, me explica uno de ellos cerca de la barra, donde una camarera nos sirve a mí y a la fotógrafa un chupito de tequila rosa, una especie de crema dulzona que se ha puesto de moda. Uno de los responsables de la sesión, a la que llaman ‘Blurred Sessions’, lo confirma. Son cuatro, todos venezolanos emigrados a Madrid. Cuenta que empezaron estas juergas hace cuatro años porque querían un sitio donde sentirse “como en Venezuela”. Allí, en Caracas, las han organizado alguna vez en localizaciones secretas según se ve en su propia publicidad.





Por Analía Plaza | EPE

Los jóvenes que están hoy aquí, comenta, han huido de su país “por inseguridad”. Dice que son en buena parte estudiantes, que los sábados el ambiente es un poco más adulto y que no viven muy lejos: en el barrio de Salamanca y alrededor de Manuel Becerra, en pisos pagados por sus padres. Preguntando después a unos cuantos veremos que el estereotipo no siempre se cumple: hay gente que viene de sitios obreros como Fuenlabrada o el barrio del Pilar.

PERREO Y MERENGUETÓN

La fiesta es juventud y perreo. No es un sitio pijo, pese a estar en el barrio que está, ni de moderneo. Aunque desde hace unos años son muchas las discotecas madrileñas que ponen reggaeton, esta sesión está pensada para que los asistentes viajen mentalmente de vuelta a su país. “Cuando he ido a las discotecas de los bajos de Nuevos Ministerios siempre he escuchado puro reggaeton, electrónica y, como mucho, Juan Magán“, nos dirá unos días más tarde Alegría Cabrera, una joven venezolana que estudia periodismo en Madrid y cuenta sus impresiones en una exitosa cuenta de TikTok.

Aquí te colocan merengue, salsa y merenguetón. Te pueden poner a Chino y Nacho, que la petaron en su momento, o a Juan Guerra, lo más parecido al merengue, además de a Quevedo y Bizarrap. Hay mezcla y yo me siento como en casa”.

Chino y Nacho fue un exitoso dúo venezolano de pop latino, merengue y reguetón que triunfó hará algo más de diez años y cuyos vídeos acumulan miles de millones de visualizaciones en Youtube. El ambiente recuerda, dice la joven, a las fiestas de los quince años que las niñas celebran en Venezuela, en salones de hoteles con sus amigos y familia, como paso a la edad adulta.

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